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El teatro que hacemos y el que queremos hacer
Antonio
Paneque Brizuela
paneque.b@granma.cip.cu
Teatristas aficionados de Latinoamérica y el Caribe reunidos en La
Habana reflexionaron sobre los valores espirituales, artísticos y
didácticos de la escena y echaron al vuelo palomas de optimismo,
durante un foro que, bajo el nombre de El teatro que hacemos,
estuvo también signado por una visión futurista y llena de amor y
esperanzas de cómo hacerlo mejor.
Visión que partió de realidades ya conquistadas por un tipo de
dotado de voluntad inquebrantable y una virtual renuncia a
retribuciones materiales, esa dedicación se fortalece en la lucha para
actuar dentro de economías y estructuras neoliberales, muchas veces
agravadas por gobiernos corruptos o ajenos a la espiritualidad humana.
Este debate, en el marco del I Festival Latinoamericano y Caribeño de
Teatro Amateur, condujo también inevitablemente a citar a Cuba como
ejemplo de soporte para el desarrollo del teatro no profesional —y de
la cultura en general—, en pos de formar un nuevo tipo de persona y
enriquecer la conciencia colectiva. "Ustedes se han convertido durante
estos días en nuestros maestros, tanto por sus clases como por sus
montajes", dijo sobre los anfitriones la salvadoreña Liliana Andrade.
"Nuestro objetivo es que la cultura y el arte popular formen parte de
la vida de los seres humanos"; añadieron integrantes del grupo
hondureño La Siembra.
Carentes también, según sus propios testimonios, de escuelas de
formación artística y de cuadros de todo tipo que se estudien en
ellas, así como de instituciones para encaminar esos empeños, los
teatristas tienen que hacer verdaderos milagros para realizarlos.
Fernando Rojas, presidente del Consejo Nacional de Casas de
Cultura, comentó que actualmente en 3 000 escuelas cubanas la
enseñanza artística es curricular y adelantó que para el año 2010 eso
ocurrirá en la totalidad de ellas. Rojas situó dentro del concepto
cubano de democracia real el acceso a la cultura, y caracterizó al
arte como un recurso "para mejorar la condición humana". Muchos
anhelos y aspiraciones expresados en la reunión por decenas de
teatristas fueron alentados por el funcionario cubano al ofrecer la
cooperación de nuestro país: "Ese capital humano es el que nosotros
hemos puesto a disposición de la AITA, expresó".
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