Accidentes con la electricidad
María Julia
Mayoral
ma.julia@granma.cip.cu
El
papalote ha dejado de volar, atrapado en los cables eléctricos, parece
enviarle un mensaje urgente a los chiquillos que hasta ahora lo
empinaron por los cielos: ¡Sálvenme! Los muchachos no lo piensan dos
veces y tiran del cordel.
Un adulto, agobiado por el calor, busca un momento de descanso, y
recuesta su espalda al poste más cercano; no repara en la corriente ni
ve el bajante de tierra que le queda al alcance de la mano.
Como de costumbre, la señora ha salido de su casa para colgar la
jaba con los desperdicios hogareños del poste eléctrico que tiene
enfrente. En otra vivienda, alguien aprovecha la entrada del agua para
baldear, pero como el tiempo es oro, conecta la lavadora, el
ventilador que ayudará a secar el piso, y sigue descalza su faena.
Ninguna de estas personas tuvo en mente el peligro, pero él está
ahí para cobrar vidas, para dejar secuelas físicas imborrables. Jorge
Luis Coterón, director de Seguridad, Inspección y Auditoría de la
Unión Eléctrica conoce al detalle historias como las esbozadas.
Descuidos, desconocimientos y violaciones cotidianas abundan: el año
anterior, 29 ciudadanos, incluidos menores, fallecieron por accidentes
eléctricos, y en lo que va del 2006 hay registrados 34 hechos, con 22
víctimas mortales, 10 heridos graves y dos leves.
Según explica Coterón, desde hace dos años la Unión Eléctrica
investiga esos casos con el mismo rigor con que se estudian los
accidentes asociados a sus brigadas profesionales; ello permite
caracterizar las causas más frecuentes e insistir en la prevención.
Entre las imprudencias también incluye la colocación de carteles y
otros objetos en los postes eléctricos, las instalaciones inadecuadas
que algunas personas hacen por su cuenta (las llamadas "tendederas"),
la manipulación de equipos eléctricos energizados mientras se anda
mojado y sin zapatos, la colocación de equipos en el interior de las
viviendas sin la debida conexión a tierra que ese medio exige, la
ubicación de andamios metálicos o de conductores debajo de las líneas
eléctricas, y la construcción de pozos en áreas con similares
características.
Muchas veces, comenta el especialista, no se piensa en el peligro,
y, por ejemplo, ya este año hay fallecidos por usar varas metálicas
para tumbar frutas de árboles que están cerca de tendidos eléctricos.
Aseguran los conocedores que el riesgo siempre existe, solo podemos
aminorarlo. Entonces, sería útil recordar una advertencia que quizás
escuchamos de nuestros padres cuando éramos pequeños: "¡...Con la
corriente no se juega!" |