La Thompson de Kmilo

¿Acaso el Comandante rebelde combatió siempre con esta arma? Cuarenta y seis años después de su desaparición física, la iconografía del Héroe y los testimonios de participantes y estudiosos de la epopeya echan luz sobre el asunto

Juan Antonio Borrego

La imagen de Korda tiene más de cuatro y media décadas de captada y todavía cubre primeras planas: sobre un jeep descapotado Fidel y Camilo saludan a La Habana. Es 8 de enero de 1959, el Héroe de Yaguajay lleva jackie oscuro, sombrero posado sobre la melena desordenada y en su mano derecha una subametralladora Thompson de empuñadura y porte finos que llama la atención de no pocos curiosos.

Histórica foto tomada el 8 de enero de 1959. Camilo, Thompson en mano, acompaña a Fidel durante su entrada a La Habana. 

¿Acaso era esta el arma con que Camilo había terminado días antes la guerra en Las Villas?, ¿fue en La Habana donde por primera o última vez apareció con una Thompson en sus manos?, ¿acostumbraba con frecuencia a cambiar de fusil el hombre al que el Che definiera como el más brillante de todos los guerrilleros?

Cuarenta y seis años después de su desaparición física, la prolífera iconografía del Héroe a la vez que muchas veces echa luz sobre el particular, en no pocas ocasiones también enreda la madeja hasta para los propios combatientes y estudiosos que se acercan a su vida.

VISTA HACE FE

Orestes Guerra, sin embargo, adelanta que no hay dudas. "Estoy viejo pero tengo la memoria nueva", dice sonriente este campesino oriental que terminara la guerra con grados de capitán luego de acompañar a Camilo en la Sierra, los llanos del Cauto, la contraofensiva, la invasión y la campaña de Las Villas.

"Camilo usó la Thompson en la Sierra Maestra, digamos en 1957, combatió allí y bajó con ella al llano, donde tuvimos varias acciones, e incluso cuando Fidel nos manda a buscar para enfrentar la ofensiva batistiana del verano del 58 todavía la tenía", recuerda Orestes.

"Fue en el primer combate de Santo Domingo donde decide no usarla más en acciones guerrilleras. La Thompson es un arma buena, pero más bien para la ciudad porque tiene una dificultad: si el monte le humedece los cartuchos no hace fuego o lo hace mal y eso fue lo que le pasó ese día.

"Nosotros estábamos emboscados para sorprender al enemigo, Camilo, que le gustaba iniciar las acciones en estos casos —precisa Orestes—, se encontraba entre Rodolfo Vázquez y yo y cuando disparó, el arma escupió las balas a diez metros porque se habían humedecido. Aquello por suerte terminó bien, los demás hicimos lo nuestro, pero él decidió ceder la Thompson a Félix Duque.

"Yo le había comentado varias veces que un día lo iba a dejar embarcado, ya en Bayamo también le había fallado contra una perseguidora y es por eso que a partir de Santo Domingo él comienza a combatir con un San Cristóbal hasta que en Vegas de Jibacoa coge un M-2 y no lo suelta más hasta el final de la guerra".

¿QUÉ DICE LA HISTORIA?

Encerrada en una urna de cristal, en el Museo Nacional de Yaguajay, todavía con el pavón de su juventud, puede hallarse la subametralladora Thompson con que Camilo hiciera su segunda entrada a La Habana junto a Fidel y la Caravana de la Victoria (recuérdese que la Columna Dos ya lo había hecho varios días antes).

En su estructura aún se lee claramente: modelo de 1921, No. 14900, calibre 45, automática, fabricada en Estados UnidosÁ En su expediente reza una aclaración: la pieza es original.

Según el testimonio de Orestes Guerra, la historia de esta arma no tiene nada que ver con la que llevara Camilo en la Sierra, salvo la predilección que siempre tuvo el Héroe por ella. Todo parece indicar —según refiere el compañero de lucha— que la tomó exclusivamente para la ocasión.

Un esclarecedor inventario del armamento con que partió la Columna Dos Antonio Maceo, fechado en Providencia, el 21 de agosto de 1958 y que William Gálvez incluye en su libro Camilo, Señor de la Vanguardia, hace notar que el jefe rebelde sale desde la Sierra Maestra con un fusil M-2 y 200 balas y que solo el combatiente número 40 (Víctor Sotomayor) era portador de una Thompson —varias veces llamada ametralladora—con 800 tiros.

YAGUAJAY PUEDE CONFUNDIR

Desde los tiempos en que Camilo era jefe de la vanguardia en la Columna Uno José Martí, en la Sierra Maestra, aparece fotografiado en más de una ocasión portando la Thompson. En una de estas imágenes posa junto a Fidel y Raúl (estos con fusiles de mira telescópica), en otra con Juan Almeida.

A juicio de Gerónimo Besánguiz, director del Museo Nacional Camilo Cienfuegos, radicado en Yaguajay, no hay dudas de que a Camilo le gustaba usar este tipo de arma, con buen poder de fuego, pequeño tamaño y fácil maniobrabilidad para caminar o subir a un carro, por ejemplo.

Durante la campaña de Las Villas, sin embargo, se le ve casi siempre con el M-2: en los montes de Jobo Rosado, en La Caridad sobre un jeep, en Iguará frente a la casa de Pancho Delgado... En Juan Francisco, con Rosalba, lleva fusil de mira telescópica.

Perfecto Romero, un joven revolucionario que todavía no se creía fotógrafo, lo captó en los días del sitio a Yaguajay con la mano derecha sobre la pistola y la izquierda sosteniendo un M-2, en una imagen que 30 años después la escultora Thelvia Marín fundió en bronce.

En el fragor del combate, no obstante, Camilo aparece en una trinchera sumergido hasta el pecho disparando con una Thompson y curiosamente cuando Abón Lee decide entregar el cuartel, el 31 de diciembre de 1958, un segmento de película "delata" a Nené López, jefe de escolta del Comandante rebelde, con las armas del oficial rendido en una mano y una Thompson en la otra.

Ya en la Revolución, Camilo enfrenta bien armado el desembarco trujillista de agosto del 59. Otra foto del propio Perfecto Romero lo muestra junto a Fidel en el aeropuerto de Trinidad con fusil al hombro.

Y como para no dejar morir el mito, se va a su último combate. Hay traición en Camagüey y Fidel le envía a conjurarla. Más que una Thompson, un San Cristóbal o un M-2, meras herramientas de guerra, Camilo lleva como verdaderas y mejores armas su ímpetu y su valor guerrilleros, y su lealtad al Jefe y a la Revolución.

 

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