Concurso Caracol
2005
¿Pueden los
creadores mejorar la televisión?
ANTONIO PANEQUE
BRIZUELA
paneque.b@granma.cip.cu
Colocar
el título entre esos signos de interrogación parece un
contrasentido, habida cuenta de la obligada contribución de
escritores, directores y demás artistas a la programación de
cualquier medio, pero también es harto conocido el papel en ese
sentido de distintos mecanismos de decisión. De modo que suprimir
esos signos, pese a su olor a perogrullada, pudiera entonces ganar
la categoría de disparate y, además, la afirmación no estaría a
tono con esta reunión de ayer en La Habana, donde esos mismos
protagonistas se situaron a uno y otro extremos del postulado...
Estamos hablando, pues,
no del obvio aporte de cada cual a su propio programa sino a
los de todos o, dicho de otro modo, al de los demás, pero
ahora mediante un relativamente nuevo recurso implementado para
mejorar las ofertas televisivas: los llamados Grupos de Creación,
una de las acciones del Instituto Cubano de Radio y Televisión para
consensuar el talento y concederle función colectiva, pero —ojo
con los excesos— sin mutilar las potencialidades individuales del
artista y del arte. "Hemos cuidado —dicen sus autores— la
autonomía del director como creador".
Esos y otros entresijos
del asunto fueron explorados durante el segundo día de sesiones del
Concurso Caracol 2005, convocado por la Asociación de Creadores de
Radio, Cine y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba (UNEAC), a partir de un panel integrado por los realizadores —y
a la vez ejecutivos del medio— José Ramón Artigas, Daniel Diez y
Magda González, quienes definieron ayer estos mecanismos del modo
siguiente: "Son espacios abiertos a cuyas sesiones pueden asistir
los creadores que lo deseen, siempre y cuando sean portadores de una
ética profesional que ayude al funcionamiento de estos".
Los expositores,
quienes, por cierto, se quejaron de que no asistan más creadores a
las sesiones del Caracol, precisaron también lo que no deben ser
estos grupos: "Ni una reunión sindical, ni tampoco la Santa
Inquisición", —aseguró Daniel Diez, quien la emprendió también
contra la improvisación de algunos en ciertos momentos y contra la
incredulidad o el escepticismo de otros. "Existen algunos que, ante
cualquier cosa concebida para progresar, se dedican a formar una
especie de comisión internacional de obstáculos", sentenció el
también Vicepresidente del ICRT para la creación artística.
Novedad empleada antes
en el cine cubano y en la Televisión Serrana, con acciones que
tienen, en efecto, sus opositores y cuya aplicación ha beneficiado
hasta ahora principalmente a las redacciones ("divisiones", se dice
ahora) de Dramatizados y de Documentales, esta última de escasa
producción (y, por ello, de poco debate), Magda González observa
en torno a ella los siguientes puntos de vista:
"Hay
quien cree que son un grupo de inquisidores que solo aprueban lo que
les gusta, que dictan tendencias y son excluyentes. Otros piensan
que están destinados a desaparecer, pues los artistas son entes que
tienden al individualismo, y trabajar en grupos es ir en contra de
sus propias esencias.
"Y,
finalmente, hay otros que temen, por mediocridad, a la fuerza que
emana del criterio colectivo de los artistas y piensan que, a la
larga, estos Grupos han derivado en contrapartida de la
administración, y esta, que los creó, terminará por disolverlos.
Nada más lejos de la realidad: todos los que hemos pasado por estos
grupos somos hoy mejores profesionales. Nunca antes los creadores de
la televisión hemos tenido tan abierta la posibilidad de unirnos y
de decidir".
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