WASHINGTON, 9 de agosto (PL).—
El trasbordador espacial estadounidense Discovery aterrizó sin
problemas en la base aérea militar de Edwards, en el desierto de
Mojave, California, luego de una misión de 14 días.
"Estamos muy felices de retornar
a casa", dijo la comandante Eileen Collins luego de que el
Discovery se detuviera completamente.
De esa manera se pone fin a un vuelo
durante el cual se realizaron dos aplazamientos del aterrizaje, uno
por la necesidad de cortar material sobrante en las junturas de las
losas cerámicas de protección térmica de la nave, y otra por
adversas condiciones meteorológicas en el estado de la Florida.
Aunque realizado en poco tiempo, la
remoción de los trozos de fieltro por parte del astronauta Stephen
Robinson, quien realizó el trabajo sujeto al brazo robótico
canadiense de la Estación Espacial Internacional (EEI), constituyó
un punto de viraje en la historia de la conquista espacial.
Ese hecho constituyo la primera vez
en que una nave espacial tripulada es reparada en órbita en medio
de una misión.
Los especialistas de la NASA
decidieron ordenar el corte de las protuberancias por temor a que la
turbulencia aerodinámica que generaran en la reentrada atmosférica
causara un intolerable calentamiento.
El Discovery, que despegó desde el
Centro Espacial Kennedy, de la Florida, permaneció acoplado a 385
kilómetros de altura a la EEI por nueve días, durante los cuales
se trasladaron hacia la estación seis toneladas de equipos,
suministros y piezas de repuesto.
Desde la EEI recogió tres toneladas
de muestras científicas, equipos que han terminado su vida útil y
desechos de todo tipo.
En estos momentos la NASA tiene
suspendidos indefinidamente los despegues de los transbordadores
hasta que no se estudien en detalle los desprendimientos de espuma
aislante del tanque de combustible principal que ocurrieron durante
el despegue del Discovery.
Aunque los técnicos de la NASA y de
la empresa Lockheed Martin —fabricante del tanque— nunca
desecharon completamente la posibilidad de eventos semejantes, las
rigurosas medidas de seguridad vigentes actualmente para los vuelos
tripulados hacen necesaria la suspensión temporal de los vuelos.
Precisamente, la causa del accidente
del Columbia, que se desintegró en la atmósfera poco antes de
aterrizar, descansó en cierto daño al escudo térmico del ala
izquierda causado por un pedazo de material aislante.
Entonces, el ingreso de gases muy
calientes en la estructura interior de la nave provocó la
destrucción del "esqueleto" metálico de la nave.
El vuelo que acaba de concluir fue el
primero desde la destrucción del Columbia, en febrero de 2003.