Acuerdo No. 15 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba.
Al surgir el peso
convertible en el año 1994, la tasa de cambio con relación al
dólar estadounidense se fijó sobre la base 1 x 1 considerando
múltiples factores, entre otros, la tradicional paridad de nuestra
moneda con relación al dólar estadounidense, y el carácter
preponderante del dólar estadounidense en la denominación de los
precios de los bienes y servicios que son objeto de nuestro comercio
exterior.
Durante los 11 años
transcurridos desde entonces, la moneda estadounidense ha tenido una
fuerte depreciación desde cualquier ángulo que se aborde la
cuestión.
Con relación a un grupo
de los principales productos objeto del Comercio Internacional, la
pérdida del poder adquisitivo de esa moneda ha llegado a ser en
determinados productos de hasta un 28%, solamente en el período
transcurrido desde octubre del 2004, fecha en que se sustituyó el
dólar estadounidense por el peso convertible.
En cuanto a la
depreciación de la tasa de cambio del dólar estadounidense con
relación a las monedas más utilizadas en el comercio
internacional, la volatilidad ha sido extrema y se da el caso que la
desvalorización del dólar estadounidense entre el momento de su
mayor fortaleza con respecto a la moneda única europea establecida
el 1 de enero de 1999 y su momento de mayor debilidad el pasado 28
de diciembre del 2004, ha sido de un 66%, claramente explicable por
las irresponsabilidades económicas, políticas y financieras del
Gobierno de EE.UU., que a fin de mantener el nivel de consumismo
desenfrenado de su país y hacerles frente a los exorbitantes gastos
de su presupuesto militar, sin aumentar los impuestos, ha recurrido
a la bien conocida fórmula de incrementar de forma galopante el
déficit de su presupuesto fiscal y el de su balanza comercial que
de conjunto sobrepasan ya la cifra de 1 millón de millones de
dólares estadounidenses, equivalentes al 9% del PIB de ese país.
Los riesgos que esto
implica para la estabilidad económica del mundo han sido
expresamente reconocidos por el propio Presidente de la Reserva
Federal (Banco Central) de EE.UU.
En nuestro país, se ha
mantenido hasta el presente la paridad entre el dólar
estadounidense y el peso convertible, principalmente sobre la base
de los criterios que originalmente fueron valorados para arribar a
esa determinación.
Sin embargo, varios
factores han determinado la necesidad ineludible de revisar esa
política.
1. El creciente papel
del peso convertible como unidad de cuenta y medio de pago en
nuestra economía, como resultado de la política de la Revolución
expresada con claridad en las Resoluciones 65 y 80 del Banco Central
de Cuba sobre la sustitución del dólar estadounidense por el peso
convertible en las relaciones inter-empresariales y para
transacciones en efectivo, respectivamente.
2. La mayor fortaleza de
la economía cubana por razones ampliamente conocidas, mencionadas
en el Acuerdo No. 13 del Comité de Política Monetaria del Banco
Central de Cuba.
3. El constante
recrudecimiento del bloqueo y de la guerra económica de los EE.UU.
contra Cuba y muy especialmente la actitud de máxima hostilidad del
Presidente Bush hacia nuestro país, que ha llegado recientemente al
extremo de tratar de impedir las ventas de productos alimenticios de
los agricultores norteamericanos a Cuba.
4. Esta agresiva
política hace cada día más riesgoso el uso del dólar
estadounidense por instituciones y ciudadanos cubanos, eleva el
costo de la utilización del dólar estadounidense, e impone la
necesidad de prevenir nuevas acciones y evitar que sus consecuencias
recaigan sobre los recursos financieros del país. Todo lo anterior
debe tenerse en cuenta no solo para la aplicación del gravamen
establecido por la Resolución 80 del Banco Central de Cuba, sino
como un elemento a evaluar al fijar la tasa de cambio entre el peso
convertible y el dólar estadounidense.
5. De acuerdo con todos
los cálculos realizados, la capacidad del poder adquisitivo de un
dólar estadounidense en las condiciones de la economía cubana,
vista en términos de la paridad 1 a 1 con el peso convertible, es
artificial y no refleja una relación real de valor entre ambas
monedas, lo cual crea un efecto distorsionador en la formulación de
una sana política monetaria.
6. El incremento con
relación al dólar estadounidense de las tasas de cambio de otras
monedas utilizadas en el comercio internacional, resulta
desventajoso para nuestra economía, que debe adquirir parte
sustancial de sus productos de importación en esas monedas
fuertemente apreciadas respecto al dólar estadounidense y por
tanto, al peso convertible, actualmente a la par con esa devaluada
divisa.
El análisis de todos
estos factores ha determinado que el Comité de Política Monetaria
del Banco Central de Cuba adopte el siguiente acuerdo:
1. Revaluar la tasa de
cambio del peso convertible con relación al dólar estadounidense y
demás monedas extranjeras a partir del día 9 de abril del 2005.
Esta revaluación será, por el momento, del 8%.
2. Fijar una tasa de
cambio para la venta y otra para la compra del dólar estadounidense
al igual que se hace con el resto de las divisas.
3. Siguiendo la
política de la Revolución de dar absoluta garantía a los fondos
depositados en los bancos, las cuentas bancarias en dólares
estadounidenses, tanto las ya existentes, como las que se deseen
abrir hasta el día 9 de abril, no serán afectadas por esta medida.
4. Los titulares de
cuentas en pesos convertibles y quienes posean esta moneda se
beneficiarán de su revaluación a partir de esa fecha.
5. Igualmente, desde el
9 de abril, el peso cubano, que mantendrá su tasa de cambio con el
peso convertible establecida en el Acuerdo No. 13 del Comité de
Política Monetaria del Banco Central de Cuba, incrementará, por
ello, en la misma medida su valor con respecto al dólar
estadounidense.
Francisco Soberón
Valdés
Ministro-Presidente
Banco Central de Cuba
24 de marzo del 2005
Lo que se hace es darle más al pueblo y repartirlo mejor
Acuerdo
no. 13/2005 del Comité de Política Monetaria del
Banco Central de Cuba
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