Calixto García Iñiguez
El honor del último combate
ALEXIS ROJAS AGUILERA
HOLGUÍN.—
Todos los cubanos recuerdan hoy, en el aniversario 165 de su
natalicio, al mayor general Calixto García Íñiguez, quien tuvo el
honor de librar el combate postrero de la Guerra Necesaria, en
Áureas (hoy Floro Pérez) y Aguas Claras, contra el ejército
colonialista.
Este jefe mambí, que al
decir del Héroe Nacional José Martí llevó su gloria en la frente
herida, vio la luz en la actual capital provincial (Miró 147,
esquina a Frexes, Monumento Nacional), el 4 de agosto de 1839.
En Holguín, que era
entonces una zona bastante atrasada con relaciones socioproductivas
esencialmente patriarcales, le tocó nacer al futuro único
poliorceta de nuestras guerras libertarias del siglo XIX, en el seno
de una familia de modestos recursos e ideas avanzadas.
De esto último. baste
como ejemplo la detención que sufrió su abuelo Calixto García de
Luna Izquierdo, por defender la igualdad racial y política, y
repudiar la esclavitud. O la posición vertical siempre sostenida
por su madre, Doña Lucía Íñiguez Landín.
En Jiguaní, hoy
municipio de la provincia de Granma, se crió e hizo joven sin
perder vínculos con el terruño natal. En esa región comenzó a
conspirar en 1866 como integrante de la Logia Masónica y tras el
alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua
(Manzanillo) —que lo sorprende en Holguín— se alza bajo las
órdenes de Donato Mármol en esa zona.
El joven Calixto, con
cualidades organizativas y de mando, pronto comenzó a ascender
dentro del Ejército Libertador. Solamente un año después ostenta
los grados de general de brigada y en 1872 las estrellas de mayor
general. En 1873 es jefe del Departamento Oriental.
Patriota sin tacha,
antianexionista y antiesclavista, era celoso defensor de la
independencia de Cuba. Por eso, en agosto de 1874, cuando conoció
de conversaciones en la región de Manzanillo que no tenían como
fin la total independencia del país ni el fin de la esclavitud,
marchó para aclarar la situación, pero su tropa resultó
sorprendida por los españoles en San Antonio de Bajá.
En desigual combate se
batió y ante su inminente captura prefirió, en acto de sublime
heroísmo, disparar bajo su mentón para privarse de la vida. Para
suerte de la Patria, la bala no siguió el curso deseado. Capturado
en grave estado, luego de restablecido es deportado a España, donde
permaneció hasta la artera paz del Zanjón. Al recuperar la
libertad viajó a los Estados Unidos.
Dirigió en Nueva York
el Comité Revolucionario Cubano que organizó el fallido intento de
la Guerra Chiquita, iniciada en San Lorenzo de La Rioja, cerca de
Buenaventura, actual municipio de Calixto García. Tuvo que
capitular y fue nuevamente deportado, bajo severa vigilancia.
Dedicó entonces todo su tiempo a la autopreparación militar y
cultural para nuevos empeños.
Al tanto de los
preparativos de José Martí para la Guerra Necesaria, una vez
desatada esta ideó su fuga a los Estados Unidos para de allí
retornar a la manigua redentora. Lo logra el 24 de marzo de 1896,
por Maraví, Baracoa.
Es de nuevo el jefe del
Departamento Oriental. Libra numerosos combates, introduce el empleo
de la artillería y con la caída en combate de Antonio Maceo
asciende al cargo de Lugarteniente General.
Cuando las tropas de los
Estados Unidos desembarcan en Oriente, la cooperación de las
fuerzas de Calixto García resulta decisiva. Pero, en pago, el
general yanki William Shaffter no permitió la entrada victoriosa de
Calixto y sus hombres en Santiago de Cuba. La viril respuesta no se
hizo esperar del hombre que afirmó ¡O libres para siempre, o
batallando siempre hasta ser libres!:
"Circula el rumor
que, por lo absurdo, no es digno de crédito general, de que la
orden de impedir al ejército la entrada a Santiago de Cuba ha
obedecido al temor de venganza y represalias contra los españoles.
Permítame usted que
proteste contra la más ligera sombra de semejante pensamiento,
porque no somos un pueblo salvaje que desconoce los principios de la
guerra civilizada; formamos un ejército pobre y harapiento, tan
pobre y harapiento como lo fue el ejército de vuestros antepasados
en su guerra noble por la independencia de los Estados Unidos de
Norteamérica; pero, a semejanza de los héroes de Saratoga y York
Town, respetamos demasiado nuestra causa para mancharla con la
barbarie y la cobardía...".
Para evitar mayores
incidentes, Calixto se desplazó al Norte de Holguín, donde libró
la última acción combativa contra España. Pocos meses después,
en cumplimiento de una delicada misión diplomática encomendada por
la Asamblea de Representantes de Santa Cruz del Sur, en los Estados
Unidos, fallece el 11 de diciembre de 1898 en esa "tierra
extraña y hostil, en el país que lo había herido y humillado"(*).
Y lo humillaría aún
tras su muerte, una verdadera pérdida para la Patria. En febrero de
1899, al ser traídos a Cuba sus restos para sepultarlos en La
Habana, los interventores yankis ocuparon el lugar que por derecho
correspondía a las autoridades cubanas. Estas se retiraron e
hicieron que Doña Lucía, su heroica madre, exigiera que a Calixto
un día se le realizara un entierro cubano en su tierra natal. Así
fue cumplido el 11 de diciembre de 1980.
En la plaza de la
Revolución Mayor General Calixto García, en un hermoso mausoleo de
verde mármol, reposan sus restos gloriosos. Y muy cerca los de su
madre, escoltados por palmas que recuerdan a los generales que dio
Holguín a la Patria agradecida.
(*) Castro Ruz,
Raúl, 11 de diciembre de 1980
Fuente: Museo Casa
Natal de Calixto García |