Saga literaria El señor de los anillos cumple 50 años

La saga literaria El señor de los anillos cumple este mes 50 años. A su autor, el escritor inglés John Reuel Tolkien, en vida lo calificaron de lunático, como a Galileo, Tomás Alva Edison o Cristóbal Colón. Aquellos hablaban en un lenguaje políticamente no correcto, este se dedicaba a asustar a sus vecinos con un hacha y vestido de vikingo.

J. R. Tolkien (1892-1973) era un excéntrico, cuando iba de compras solía dejar la dentadura postiza junto con el dinero sobre el mostrador o le hablaba a su incrédulo cobrador de sus queridos duendes.

Le propuso el primer tomo de su obra terminada a un editor literaria y comercialmente "correcto", Rayner Unwin, pero este no se animó a publicarla, pues consideraba la pieza "un gran riesgo" y temía perder con ella mil libras.

El propio Tolkien advirtió que la novela era "muy larga y muy complicada", el estilo narrativo llano y un poco como de cuento de abuelo a lo García Márquez, algo que estaba fuera de moda en el Reino Unido de entonces.

Pero las épocas vuelven (Niestzche siempre habló del 'eterno retorno') y El señor de los anillos hizo millonario a mucha gente, menos a su autor que, paradójicamente, también actuó como sus detractores.

El ex Beatle Paul Mc Cartney contó recientemente que a finales de la década del 60, "los fabulosos cuatro", en la cúspide de la fama, le propusieron a Tolkien llevar al cine la saga, pero este, ya en posesión de unos cuantos cientos de libras con las primeras ediciones de sus libros, se negó por desconfianza hacia aquellos jóvenes.

El tiempo, sin embargo, ha dado la razón a la obra y con la friolera de 160 millones de ejemplares, El Señor de los Anillos es hoy uno de los libros más vendidos de la historia.

Hollywood ha ampliado sus arcas con la historia de elfos y duendes y tan sólo la tercera parte de la película de Peter Jackson obtuvo 11 Oscar, recaudó unos 960 millones de dólares y se convirtió en la más exitosa de todos los tiempos después de Titanic.

Con esta saga se ha cumplido aquello que decía Kipling de que la esencia de la obra es desconocida por su creador, y J. R. Tolkien, un hombre ultraconservador que vestía trajes de twed logró una audiencia inesperada entre los hippies de los 60 que vieron su mundo como algo alternativo al de la guerra de Viet Nam.

Partidario de la gloria y el poderío imperial de Inglaterra, Tolkien quiso fundar su relato en la mitología anglosajonas al narrar la lucha contra el malvado y oscuro Sauron.

Durante la guerra de Viet Nam, los soldados estadounidenses se encontraron en aquel remoto país con carteles que los identificaban con el ojo de Sauron.

Tal vez en Iraq, Afganistán o cualquier otro lugar del mundo al que vayan a agredir podrían hallar la misma simbología. Tal es el poder de la literatura. (PL)

 

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