Volverán a encontrarse y ser felices

ADELINA VÁZQUEZ
Servicio Especial de la AIN

En este Día de los Padres, una niña cubana no podrá disfrutar de la felicidad de despertar con un beso a su progenitor y decirle ¡Felicidades, Papá! Se trata de la pequeña Ivette, a quien la injusticia del gobierno fascista de los Estados Unidos la priva del derecho de ver a su padre, René González Sehwerert, uno de los Cinco Héroes Cubanos prisioneros en cárceles del imperio por defender a su Patria del terrorismo.

En lo que constituye una transgresión de lo establecido en los convenios internacionales, e incluso en las propias leyes de Estados Unidos, sobre el tratamiento a los reclusos, una y otra vez a Ivette y a su mamá, Olga Salanueva, les han negado la visa para viajar a ese país.

Pero Olga ha mantenido viva en la niña y en su hermana Irmita, la presencia de su padre, a pesar de la distancia y de los obstáculos que el enemigo impone.

Esto es algo que me tracé, que Reny (así le llama) siempre estuviera presente en sus hijas, quienes se le parecen mucho, dice.

Irmita es mayor y su conciencia de por qué su papá permanece prisionero es grande, pero Ivette era una bebita cuando lo detuvieron y por eso le explico para que comprenda, y la llevo a las actividades de solidaridad con René, Fernando, Tony, Ramón y Gerardo, recalca.

Ella explica cómo ha sido el Héroe como padre: una gente que le llega mucho a los niños, le gustan mucho. Irmita vivió junto a él sus seis primeros años, después estuvo seis sin verlo y al volver a encontrarse fue como si hiciera solo dos o tres días de estar separados.

Eso, argumenta, ocurrió porque en su mente siempre se mantuvo muy claro su recuerdo, ya que René se sentaba a jugar, a retozar con ella y con los demás muchachos, cantaba con ellos... esas son imágenes difíciles de olvidar e Irmita las conserva muy fuertemente, subraya Olga.

Con dolor, expresa: Ivette, desgraciadamente, no tiene esos tiernos recuerdos porque cuando vino para Cuba conmigo tenía dos años y medio y primero estuvo 17 meses en que solo lo vio una vez, ella no tiene vivencias así... Pero cuando Reny llama, como la niña es tan habladora, agarra el teléfono y le reconoce la voz inmediatamente, y dice: papito, y se pone a hablar. A veces no me da oportunidad a mí, pero es más importante que converse con ella, pues es la única comunicación directa entre ellos.

Sí, señala, porque Ivette todavía no sabe leer ni escribir, entonces la única vía para relacionarse es el teléfono. Reny se ríe mucho de las cosas que ella le cuenta... De esta forma se establece un vínculo y se fortalece la comunicación que tratan de impedir los enemigos. Pero él está en casa todos los días, en las cartas, en los recuerdos y en mi pensamiento, añade. Así lo transmito a nuestras hijas, y pienso que será un momento bien difícil cuando Ivette se encuentre con su papá, porque la pequeña ha sufrido tantos cambios y de su padre solo conoce la voz, no a la persona, comenta Olga. Para que el sufrimiento de esta cubanita termine y un día René y sus hijas disfruten de un feliz Día de los Padres y de momentos tan bellos como los que atesora Irmita, cada día más personas en el mundo batallan por la liberación de quienes fueron capaces de grandes sacrificios por salvar a su Patria del terrorismo.

 

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