WASHINGTON, 19 de junio.— El
            presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reiteró su teoría de
            ataques preventivos, según la cual se arroga el derecho de atacar a
            un país, ante supuestas amenazas a la seguridad nacional
            norteamericana.
            En un discurso en la base militar de
            Fort Lewis, estado de Washington, el gobernante republicano dijo que
            "no esperaremos el próximo ataque, la próxima catástrofe: es
            una lección del 11 de septiembre de 2001 que no olvidaremos
            nunca", reporta Presa Latina.
            El mandatario insistió en los
            supuestos nexos del derrocado gobierno de Saddam Hussein con el
            terrorismo, pese a que una comisión bipartidista que investigó las
            circunstancias en que ocurrieron los ataques contra las Torres
            Gemelas y el Pentágono negó la existencia de vínculos entre
            Bagdad y Al Qaeda.
            Los terroristas "eligieron al
            enemigo equivocado" al atacar a Estados Unidos, dijo Bush, al
            tiempo que amenazó con que "no hay un hueco lo suficientemente
            profundo como para esconderse de la justicia norteamericana".
            
            El Senado de Estados Unidos aprobó
            la incorporación de 20 000 nuevos uniformados al Ejército, en
            respuesta a las crecientes presiones del Pentágono para incrementar
            sus tropas, envueltas en varias campañas ofensivas, reporta Prensa
            Latina.
            El proyecto de ley recibió el visto
            bueno de la Cámara alta la víspera, con balance de 93 votos a
            favor y sólo cuatro en contra, en clara muestra de consenso
            bipartidista en este tema.
            Según el senador republicano John
            McCain, uno de los impulsores de la iniciativa, la cúpula política
            y militar del país debe compartir el criterio de que son necesarios
            más efectivos para las fuerzas armadas tomando en consideración
            las aventuras bélicas de Washington.
            "No existen hombres y mujeres
            suficientes en el Ejército hoy día", manifestó McCain.
            Las presiones para el incremento del
            número de soldados se tornaron más intensas a partir de los
            gigantescos despliegues de tropas ocasionados por la invasión a
            Iraq.
            Uniformados estadounidenses han
            manifestado inconformidad ante las excesivas movilizaciones
            generadas para mantener la ocupación militar del país árabe,
            donde permanecen unos 140 000 efectivos del Pentágono.
            Miembros "no profesionales"
            del Ejército prevén abandonar las fuerzas armadas, conscientes de
            que las misiones serán cada vez más duraderas, comentó
            recientemente el diario The New York Times, el cual también
            denunció las presiones de la cúpula militar para evitar nuevas
            bajas en las filas castrenses.
            La ley en Estados Unidos da potestad
            al Presidente para movilizar los reservistas por períodos de hasta
            24 meses en cinco años, pero por lo abusivo de esta disposición,
            apenas se ponía en práctica antes de los atentados contra las
            Torres Gemelas y el Pentágono.
            En opinión del congresista
            demócrata Robert Byrd, la Guardia Nacional y la Reserva en cada uno
            de los servicios armados, más que un recurso para situacioes de
            crisis del país, se han convertido en una fuerza indispensable para
            el cumplimiento de misiones en otros teatros de operaciones
            militares.
            Byrd planteó la necesidad de definir
            el período por el que los movilizados están obligados a marchar al
            exterior y los motivos del presidente para prolongar su estancia.
            Desde su audiencia de nominación
            ante el Senado el pasado año, el jefe del Ejército, general Peter
            J. Schoomaker, anunció su plan de incremento de las unidades de
            servicio activo, así como suprimir el límite de 480 000
            uniformados profesionales que pueden tener las fuerzas terrestres de
            Estados Unidos.