CANBERRA, 19 de junio.— Australia
            anunció hoy oficialmente su integración al programa de Estados
            Unidos para derribar misiles balísticos lanzados desde países
            potencialmente hostiles, lo que reafirma su desmedida postura
            militarista.
            Una mayor cooperación en sistemas de
            advertencia oportuna de misiles, mediante sensores instalados en
            barcos y en tierra, será un área potencial para la participación
            en lo que constituye una grave amenaza a la paz en el Pacífico,
            reporta Prensa Latina.
            El ministro de Defensa, Robert Hull,
            informó que el gobierno australiano firmará un escrito de
            entendimiento el próximo mes en Estados Unidos, a través del cual
            podrán concretarse por 25 años amplias áreas de cooperación.
            La investigación, desarrollo,
            pruebas y evaluación de técnicas a utilizar en el programa de
            defensa de misiles serán los primeros pasos de esta alianza, que
            incluirá un estudio clave de la tecnología australiana sobre radar
            horizontal, explicó Hull.
            A principios de año, el ministro
            australiano de Relaciones Exteriores, Alexander Downer, señaló que
            además de proteger a este territorio y a las fuerzas de Estados
            Unidos y sus aliados, la incorporación al proyecto pretende
            desanimar a los países enemigos de la adquisición de misiles
            balísticos.
            Australia, uno de los aliados más
            cercanos de EE.UU. desarrollará sistemas de inteligencia,
            investigación y reconocimiento, y dará oportunidades a su
            industria mediante el nefasto plan del escudo antimisiles, al que
            también quieren unirse Japón y Gran Bretaña.
            Esta controvertida conducta,
            promovida en Estados Unidos en la década del 80 por el entonces
            presidente Ronald Reagan y acelerada por el actual, George W. Bush,
            constituye una pretensión de globalizar las consecuencias genocidas
            de los bombardeos atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y
            Nagasaki, en 1945.
            En los propios Estados Unidos, el
            Partido Demócrata se opone con fuerza a la puesta en práctica del
            escudo antimisiles.