Primero de Mayo

Transición en la Plaza

FÉLIX LÓPEZ

"A los que persistan en destruir la Revolución, en nombre de la inmensa multitud que se reúne aquí este Primero de Mayo, les digo sencillamente como en Girón y otros momentos decisivos de nuestras luchas: ¡Viva el Socialismo! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro, frente a una enardecida Plaza de la Revolución, donde el pueblo —advirtió el líder de la Revolución— volvió a batir todos los récords.

Poco antes de las ocho de la mañana, cuando el sol se puso sobre la Biblioteca Nacional José Martí, donde un mural gigante exige Justicia junto a los rostros de los Cinco Héroes cubanos prisioneros del imperio, apareció Fidel para ponerse al frente de la multitud. Venía de verde olivo, en botas y a bordo del yipi de campaña, mientras al fondo de la Plaza, cubriendo la fachada de un edificio, otro mural advierte que "Cada cubano es un ejército".

Para iniciar el acto, bajan desde lo alto del Memorial José Martí un mar de banderas de países hermanos de América Latina y del Caribe. Se anuncia que más de 1 000 invitados de organizaciones de 55 países están presentes para solidarizarse con el pueblo cubano y que cuatro oradores de Honduras, México, Estados Unidos y Venezuela compartirán la tribuna con Pedro Ross, miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.

La Revolución, afirma Ross, nos hizo dueños de nuestra vida y de nuestro futuro... Los trabajadores cubanos estamos preparados para resistir y derrotar una guerra como la que lanzaron los yankis sobre Iraq... Jamás seremos esclavos, porque nuestra disposición combativa y moral son más sólidas que antes.

Rafael Alegría, diputado y líder del Bloque Popular de Honduras, llega al podio y exclama emocionado: "¡Qué hermoso mar de pueblo!", para luego añadir que viene de un país hermanado históricamente con Cuba y donde se habla con respeto de los próceres y hazañas de los cubanos: "Nos llena de indignación, dijo, el servilismo del Gobierno de Maduro, que se doblegó ante las presiones yankis para presentar una resolución anticubana en Ginebra".

Desde California, Estados Unidos, un líder sindical de los trabajadores inmigrantes, Juan José Gutiérrez, señaló que llegaba hasta ese centro espiritual que es la Plaza de la Revolución, para advertir de las amenazas del Departamento de Estado y su creciente agresividad hacia la Revolución cubana: "La necesidad nos exige entregarnos a la más profunda solidaridad con Cuba y su pueblo. No podemos cruzarnos de brazos".

A esa denuncia, se sumó José Braulio García, secretario del sindicato mexicano de electricistas, quien advirtió que esta Patria, Patrimonio de la Humanidad, está como nunca antes en peligro de ser agredida por el imperio. Y desde Venezuela, Jacobo Torres, coordinador de las Fuerzas Bolivarianas de Trabajadores, dice con ironía que la "pecaminosa" Cuba, acusada de violar los derechos humanos, ha llevado la salud y la solidaridad a los rincones más remotos de la tierra de Bolívar.

Cuba y Venezuela, explica, son socios incómodos para los Estados Unidos. Y lo somos porque no apoyamos el neoliberalismo o la instauración del ALCA, con lo que pretendían acabar de arrebatarnos la Patria.

LA PLAZA DE "LOS NECIOS"

Con la Plaza engalanada como nunca, un moderno audio y el entusiasmo que le imprimieron a la Tribuna Internacional miles de jóvenes estudiantes de las universidades, escuelas de artes, de trabajadores sociales, de maestros y enfermeras, unidos a los trabajadores de la capital y la hermana provincia de La Habana, estaba el impresionante trabajo coreográfico del maestro Alberto Méndez, que convirtió el acto en un bello espectáculo.

"Que lo sepa el enemigo/ que el miedo no come aquí"... creaba la multitud con el grupo Manguaré; para luego acompañar a Sara González, el cuarteto Sexto Sentido y Los Muñequitos de Matanzas en una cubanísima versión de la canción El Necio, de Silvio Rodríguez, que advierte al final algo que asumen como propio todos los cubanos de ley: "Yo me muero como viví".

Lo reiteraba Fidel en su discurso, cuando advirtió que "los cubanos seguiremos observando los acontecimientos y continuaremos librando nuestra lucha más decidida frente a los que se dan hasta el lujo de preconizar tránsitos políticos basados en la desaparición física de algunos de nosotros".

Durante poco menos de dos horas, el líder de la Revolución cubana diseccionó el reciente y bochornoso episodio anticubano en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra; y señaló que los Estados Unidos, autor de la idea original, creó esa horrorosa prisión en Guantánamo, donde se mantienen secuestrados a cientos de ciudadanos de diferentes países, entre ellos de sus propios aliados, sin juicio, sin comunicación, sin identificación, sin defensa legal, sin garantía alguna de integridad física, sin ley procesal y penal, y sin límite de tiempo.

Señaló Fidel que algún día habrá que hacer un monumento a aquellos países que, aun en medio de una difícil situación, no se someten a los designios del imperio. Y dijo más adelante que los pueblos del mundo, entre ellos Cuba, no odian al pueblo de los Estados Unidos ni desean la muerte de jóvenes soldados norteamericanos, muchos de ellos negros, mestizos y latinoamericanos, a los que la pobreza y el desempleo llevó al oficio de las armas y hoy son víctimas de una guerra innecesaria y estúpida.

Casi al término de su intervención, y tras recordar al actual Gobierno español la necesidad de retirar al contingente de latinoamericanos llevados a Iraq como carne de cañón, el Comandante en Jefe llamó la atención sobre la amenaza yanki de tomar nuevas medidas para afectar la economía y desestabilizar el país: "Bien valdría que nos devolvieran a nuestros Cinco Héroes Prisioneros del Imperio, que soportan con insuperable dignidad el más bochornoso y cruel caso de violación de los derechos humanos".

A pesar de todo esto, afirmó Fidel, no vacilamos en sugerirles a los gobernantes de Estados Unidos que sean más serenos, más sensatos, más cuerdos y más inteligentes. Un pueblo entero, desde la Plaza y toda Cuba, apoya las palabras del líder indiscutible de la Revolución.

 

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