Habrá Revolución y Pedagógico siempre

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

Aprendí a descubrir las raíces de la educación cubana en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, y el pensamiento formativo que se generó en él fortaleció mis convicciones revolucionarias. Así, en apretada síntesis, resumió su permanencia durante 40 años en los predios de esta casa de altos estudios, el doctor Rolando Buenavilla Recio, profesor devenido también historiador. Bien siente lo dicho este hombre, quien llegó al centro en los días fundacionales de julio de 1964, y ha dedicado su vida entera al ejercicio del magisterio en las aulas donde comenzó como estudiante.

Foto: RAÚL LÓPEZ Fue una mañana para reafirmar que el magisterio cubano estará allí donde la Patria lo necesite.

Fue hermosa la mañana de ayer. Y el adjetivo puede parecer impreciso si no se habla del justo homenaje dado a los iniciadores de tan revolucionario proyecto y, también, porque la evocación no vino acompañada de desconsuelos por los años idos, sino de optimismo por lo mucho que se hace hoy, y se proyecta, a favor de la consolidación del magisterio cubano.

Lidia Orillé, una de sus más prestigiosas fundadoras, recordaba a la primera rectora, la pedagoga Dulce María Escalona, quien "poseía un optimismo a toda prueba ante cada tarea puesta en sus manos por la Revolución. Ella tenía una fe muy grande en la transformación que la educación podía significar para las mujeres y los hombres, y hoy no dudaría en abrazar las grandes metas que nos proponemos con los maestros emergentes y los profesores generales integrales".

Mediante la Resolución Ministerial 544, firmada por el doctor Armando Hart Dávalos, entonces titular de Educación, fueron creados los tres primeros institutos pedagógicos del país: el Enrique José Varona, en La Habana; el Félix Varela, en Las Villas, y el Frank País, en Oriente.

Y en la mañana de ayer, por derecho propio, estuvo entre los fundadores, el ahora Director de la Oficina Nacional del Programa Martiano, quien con todo fervor convocó a profundizar en la historia de nuestro país, en la educación cubana y sus principales figuras y líderes, en sus acontecimientos medulares: "El magisterio cubano tiene la virtud de que fueron maestros de escuelas sus grandes pensadores", precisó bellamente.

También la nueva generación fue a nutrirse de las fuentes. Lisandra Montero, alumna de cuarto año de la Facultad de Formación de Profesores de la Enseñanza Media Superior, les habló a los pinos viejos, paradigmas de los jóvenes: "Nos corresponde seguir el ejemplo y profundizar en las nuevas tareas que sean asignadas. Un ejemplo es la universalización de la enseñanza que ha hecho posible la creación de sedes en cada municipio del país. Tenemos el gran reto de estudiar el legado de los grandes pedagogos cubanos, y el de los profesores que hoy nos acompañan. Ese es el mejor homenaje que podemos hacerles".

De alumno a rector del Instituto, Alfredo Díaz Fuentes habló con pasión de los más de 51 000 egresados del Instituto, y también del aporte del centro a las diferentes enseñanzas, a las investigaciones pedagógicas para el perfeccionamiento de la educación, y a la garantía de un sistema de superación y capacitación para el personal docente y de dirección.

Por un sistema social que sitúa al magisterio como uno de sus pilares imprescindibles, y por el noble quehacer de esas huestes, Alfredo Díaz dijo con rotundez que habrá Revolución y Pedagógico siempre.

 

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