Sigue abriendo puertas la Misión Robinson II

Reitera el presidente Chávez que Venezuela no aceptará injerencia de Estados Unidos

Pastor Batista y Franklin Reyes 
Enviados especiales

CARACAS.— La certeza de que, a pesar de la creciente hostilidad y maniobras de la oposición para desestabilizar a este país, nada detiene ya el empuje de los programas a favor de la educación del pueblo, fue reiterada nuevamente por Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, durante un acto que abrió puertas a una nueva incorporación de patriotas (alumnos) a la Misión Robinson II.

Al definir como "sumamente importante" ese momento, de recuento y de proyección, el mandatario elegido por los venezolanos destacó no solo el hecho de que hoy el país arribe al millón de personas que avanza hacia el sexto grado, sino también que continúe, a pie de aulas y con un promedio de 85 puntos en las asignaturas, el 95% de quienes se incorporaron al plan piloto de esa experiencia.

Datos aportados allí por Aristóbulos Istúriz, titular de Educación, Cultura y Deportes, animaron al auditorio ante la perspectiva de sumar, para marzo, a alrededor de 300 000 ciudadanos, cifra similar a la que acaba de incorporarse ahora y que se corresponde con el favorable comportamiento que también presentan las misiones Ribas y Sucre.

En alusión al modo en que se combinan, complementan y fortalecen esos proyectos, Chávez calificó a las misiones como "eje central de la revolución social y moral" que lleva adelante Venezuela, y reiteró su llamado a defender esas realidades frente a los peligros internos y externos que nuevamente gravitan sobre el país.

VENEZUELA NO ACEPTA INJERENCIAS

El Jefe de Gobierno criticó enérgicamente la postura de dirigentes opositores que "de manera desvergonzada y apátrida claman por una intervención extranjera".

"Venezuela —puntualizó— es un país libre, soberano e independiente, y aquí no aceptamos, ni aceptaremos, injerencia de poder extranjero alguno."

En torno a ese asunto, recordó cómo el Gobierno de los Estados Unidos apoyó el golpe de Estado de abril del 2002 y envió naves de guerra, que acecharon al país sudamericano en esos días. También se refirió a la amplia actividad que entonces tuvo aquí el Embajador norteamericano, a la coordinación de acciones entre militares de EE.UU. y militares venezolanos golpistas, así como al apoyo financiero que desde aquel país siguen recibiendo los sectores de la oposición.

Seguidamente expresó su rechazo a la afirmación hecha por representantes del Gobierno de Washington acerca de una supuesta ayuda donada desde allá para las fuerzas que apoyan al Gobierno bolivariano. Y recalcó: "¡Absolutamente falso!, esas fuerzas se sentirían ofendidas con un solo centavo... no lo necesitamos".

En contraposición a esos "aires", el acto devino expresión de la verdadera esencia del proceso renovador que vive esta nación, expresado en la entrega, allí y en todos los estados, de nuevas becas o facilidades de ayuda económica, a otros 6 000 venezolanos acogidos a la Misión Robinson II, con una destacada actitud y resultados, a pesar de las adversas condiciones en que viven.

Decisiones así, o la orientación dada en el mismo acto por el Presidente, para que junto a cada aula docente vayan naciendo cooperativas y nuevas alternativas de empleo productivo, acentúan más y más el sentimiento de rechazo por los sectores más pobres hacia las maniobras de la oposición.

A propósito de ese asunto, el mandatario venezolano dijo que suman más de 100 000 las llamadas planillas planas, llenadas con igual caligrafía y con otras irregularidades, violatorias de lo legalmente establecido.

También criticó que, mientras los opositores sustrajeron de los centros de recolección de firmas más de 60 000 planillas en blanco y luego las llenaron en laboratorios, hoy pretenden hacerle creer al mundo que el fraude es del Gobierno, presionan al Consejo Nacional Electoral y amenazan con un golpe de Estado o una guerra, a quienes advirtió que no se les permitirán actos desestabilizadores.

Junto a la numerosa representación de estudiantes, procedentes del Distrito Capital y de los estados de Vargas y de Miranda, acudieron al Teatro Teresa Carreño un grupo de ministros y personalidades, entre quienes estaba especialmente invitado, Luis Ignacio Gómez, ministro de Educación de Cuba.

 

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