Soldados enfermos en EE.UU. no reciben atención

WASHINGTON, 20 de octubre (PL).— Cientos de soldados norteamericanos enfermos y heridos, incluyendo algunos que participaron en la agresión contra Iraq, languidecen en calurosas barracas de cemento, mientras esperan para ver a un médico en Fort Stewart, Georgia.

El departamento de Defensa de Estados Unidos enviará un equipo investigador para analizar las quejas presentadas por estos efectivos de la Guardia Nacional y de la Reserva del Ejército, trascendió hoy aquí.

Las condiciones de vida de miembros de la Guardia Nacional y de la Reserva del Ejército son de calidad inferior, los cuidados médicos son pobres, tanto que muchos de ellos creen que el ejército está tratando de ponerlos fuera con beneficios reducidos para sus padecimientos, reveló la publicación Drudge Report.

Según un documento oficial, los afectados no tenían a su disposición desde el 14 de octubre hasta el 11 de noviembre, ninguna cita con los médicos.

"Yo amaba al ejército. He servido al ejército fielmente y he hecho todo lo que se me ordenó", dijo el sargento de primera Willie Buckels, de la 296 Compañía de Transporte que sirvió en la reserva durante 27 años, incluidas las dos guerras contra Iraq.

"Ahora mi idea acerca del Ejército de Estados Unidos ha cambiado. Me siento tratado como una persona de tercera clase", indicó al valorar las pésimas condiciones de la atención médica a los afectados en el conflicto iraquí.

Buckels, de 52 años, ha tratado de ver a un médico por los intensos dolores que sufre en el abdomen y desde mayo espera por un diagnóstico, por lo que aceptó un beneficio de 20 por ciento hasta que tenga una respuesta.

Un mes después de que el Presidente George W. Bush congratulara a los soldados en Fort Steward, sede de la Tercera División de Infantería, como héroes a su regreso de Iraq, cerca de 600 miembros del Ejército y la Guardia Nacional esperan por los médicos que atiendan sus heridas y enfermedades.

Algunos soldados dijeron que habían esperado seis horas un día para una cita con el médico y otros describen que esperaron semanas o meses para tener un diagnóstico o un tratamiento adecuado, lamentando que los activos llegan y son atendidos inmediatamente.

Este no es el Ejército de uno, es el ejército de dos, de los activos y de la reserva, dijo uno de los soldados participantes de la guerra contra Iraq donde desarrolló un serio problema del corazón y una extraña enfermedad de la piel.

Cerca del 40 por ciento de los que están esperando tratamiento médico participaron en Iraq y ahora sufren extrañas enfermedades, afectaciones de los pulmones y el corazón.

Parte de este personal denunció que el Ejército rechaza darles beneficios de salud alegando que esas enfermedades las tenían antes del servicio militar.

Uno de los soldados culpó al Pentágono por la afectación que padece después de recibir una vacuna contra el Ántrax, lo que le acentuó el mal de Parkinson.

Gerry Mosley, un sargento que entró a Iraq desde Kuwait, indicó que desarrolló problemas en los pulmones, falta de aire, vértigo, migraña, silbidos en los oídos y también piensa que la vacuna contra el Ántrax lo dañó.

Mosley aseguró que nunca antes había estado deprimido, pero ahora en ocasiones ha intentado buscar un arma para suicidarse.

En la actualidad el Pentágono planea llamar a más reservistas para rotar parte de las tropas estadounidenses desplegadas en Iraq.

 

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