Sábado del Libro

Sastre entre nosotros

SONIA SÁNCHEZ

Dimensión crítica, social y de fuerte activismo revolucionario, son los calificativos más apropiados para la monumental obra dramatúrgica de Alfonso Sastre (Madrid, 1926).

Merecedor del Premio de Honor de los Max, instaurado por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), debido a sus aportaciones singulares al teatro español, Sastre ha dejado también una huella importante en el género de ensayo, cuya representatividad estará en este Sábado del Libro (11:00 a.m.), en el Palacio del Segundo Cabo, con La batalla de los intelectuales.

Para esta edición de Ciencias Sociales el autor de El drama y sus lenguajes, Crítica de la imaginación, Anatomía del Realismo, La Revolución y la crítica de la cultura, entre otros títulos a los que no son ajenos la narrativa y la poesía, dejó constancia escrita de los propósitos que lo animaron al asumir el libro, esencialmente, algunas referencias al contexto en que se desenvuelve el mundo de la cultura en la actualidad.

Especial énfasis hace en el fenómeno del desplazamiento de muchos intelectuales y artistas hacia la derecha "más entregada a los postulados reaccionarios del Poder capitalista en su fase actual, cuya estrategia pretende basarse en la idea (no verificable) de que el marxismo es una filosofía obsoleta (...)".

En contrapartida a estas posturas, aparecen otras, aquellas heroicas de hombres y mujeres involucrados en las luchas revolucionarias a las cuales no dudaron en entregar sus vidas. La crítica radical a la democracia representativa, albergue de "injusticias atroces" como la represión al pueblo palestino, el ataque a Iraq o la amenaza permanente contra Cuba, integra, por otra parte, La batalla de los intelectuales.

Censurado en más de una ocasión por los postulados políticos de su obra, tras una primera etapa vanguardista en la cual brilló en el teatro de agitación social, Sastre enrumba en su dramaturgia hacia temas relativos a la transformación revolucionaria del mundo (El cubo de la basura, Guillermo Tell tiene los ojos tristes) y a la libertad, la culpabilidad o la responsabilidad. El tiempo ha sido testigo, además, del teatro de urgencia que preconiza, y que lo llevó a crear en la década del sesenta el Grupo de Teatro Realista.

Alfonso Sastre, figura esencial en la dramaturgia del siglo XX, mantiene su legado al abrirse una nueva centuria.

 

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