Contribuyen tabacaleros cubanos a la lucha por preservar la capa de ozono

Ronal Suárez Ramos

PINAR DEL RÍO.— Después de usar durante 32 años el bromuro de metilo para desinfectar los semilleros, los tabacaleros cubanos han erradicado de sus labores este fungicida cuyas emanaciones a la atmósfera resultan altamente dañinas para la capa de ozono.

La generalización de la tecnología de cepellón y su perfeccionamiento ha sido fundamental para la eliminación del bromuro de metilo en los semilleros.

Tal decisión de productores y científicos, demuestra que es posible realizar acciones concretas en beneficio del medio ambiente, y es resultado de varios años de trabajo consecuente, intensificado a partir de 1999 en que comenzó a ejecutarse un proyecto para la eliminación de ese producto, con apoyo financiero del PNUD y la ONUDI.

El bromuro de metilo era hasta entonces el medio más eficaz para esterilizar los canteros antes de sembrarlos, con la finalidad de prevenir plagas y enfermedades, y limitar el brote de malas hierbas.

Su sustitución en Pinar del Río conllevó en primer lugar a la generalización de nuevas tecnologías, como la extensión a la mayoría de los productores de tabaco tapado y vegas finas, del sistema de producción de posturas en bandejas flotantes, conocido por cepellón.

Tal sistema resultó desde el principio atractivo para los vegueros, pues además de proporcionarles plantas de mayor calidad, aseguraba la población requerida de los campos y con ello superiores rendimientos, a la vez que acortaba el ciclo de cosecha en una semana aproximadamente.

La posibilidad de tener el semillero en el patio de la casa, al borde mismo de la plantación, es otra ventaja, además del significativo ahorro de agua, fertilizantes y plaguicidas que proporciona.

Pero también planteó nuevos retos a dirigentes y técnicos de la rama, pues ha habido que trabajar en el perfeccionamiento de una máquina capaz de colocar las diminutas semillas desnudas en las cajuelas de las bandejas.

Una planta que procesará el sustrato a utilizarse en las bandejas, se encuentra en fase de prueba en el municipio de San Luis, con lo cual debe garantizarse el saneamiento previo de la producción de posturas, algo fundamental en esta tecnología.

Pero no solo el cepellón hizo posible prescindir del bromuro de metilo, pues aún en la provincia se riegan semilleros de tabaco tradicionales en una extensión de alrededor de 90 caballerías de tierra.

Fue necesario aunar voluntades para el manejo integrado de plagas y malezas, en lo que han intervenido fundamentalmente la Dirección de Sanidad Vegetal e instituciones científicas relacionadas con la rama.

Nuevos conceptos en la preparación de las tierras y otras medidas agrotécnicas tuvieron que incorporar a la cultura tabacalera de los productores, a la vez que se desarrollaban efectivos medios biológicos para combatir a insectos y enfermedades.

Pinar del Río llegó a consumir 102 toneladas de bromuro de metilo y en el país la cifra ascendió a 400. Ya el pasado año se utilizaron solo dos toneladas y quedaron creadas las condiciones para a partir de esta cosecha prescindir de su utilización.

De esta manera Cuba se convierte en el primer país tabacalero que elimina en el cultivo de la hoja el uso de ese elemento contaminante: un resultado concreto de la voluntad y la colaboración para preservar la capa de ozono.

 

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