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Osaka puede haber sido el preludio de la hazaña ateniense OSCAR SÁNCHEZ Osaka fue testigo de otra gran presentación cubana en un Campeonato Mundial de Judo. Hay varias razones para pensar así, y no solo la de haber superado la cita precedente de Munich'01 por la calidad de las medallas obtenidas. Si nos detenemos en el medallero final de la lid japonesa recién concluida, salta a la vista que la mayor de las Antillas es solo superada en cantidad de preseas por el país creador de este arte marcial, Japón. Si se observa la misma tabla con más precisión, tomando los casilleros de oro y plata, entonces otro dato importante aflora: Cuba fue el segundo pabellón que más finales protagonizó con cuatro, también aventajada por la comitiva nipona. Dato de gran interés es comparar a los medallistas de la justa anterior con la que acaba de finalizar. De los 64 galardonados en el 2001, solo 19 pudieron repetir, y de esos que volvieron a tener la dicha, seis son cubanos, por cuatro los que sirvieron de anfitriones, que por cierto se echaron encima el mérito de que ese cuarteto no solo se mantuvo, sino que lo hizo nuevamente en calidad de campeones. Sería injusto en una valoración como esta no resaltar al elenco femenino dirigido por el profesor Ronaldo Veitía. El tercer puesto de su conjunto (1-3-3), detrás de Japón (3-1-1) y China (2-0-0) envía una señal muy positiva a menos de un año de los Juegos Olímpicos de Atenas'04. Bastaría con decir que fue la única escuadra que en Osaka logró medallas con todas sus integrantes, lo cual dice mucho de las potencialidades reales de este equipo de cara al compromiso griego bajo los cinco aros. Y justamente las cuatro finalistas, la nueva campeona de los 52, Amarilis Savón; Driulis González (63), Yurisel Laborde (78) y Regla Zulueta (70), a las que habría que sumar a Yurisleidis Lupetey (57), son las de más posibilidades de pensar en grande para Atenas-2004. Y sé que me arriesgo, porque conozco a estas muchachas, a que Daima Beltrán en más de 78 y Danieska Carrión en 48, me recriminen por la exclusión de esa posibilidad. Ojo, Osaka puede haber sido el preludio de la hazaña ateniense. Tampoco sería justo, pese a la mucho más modesta contribución (solo una de bronce), dejar de mencionar al cuadro masculino. Entre otras cosas porque demostró que tiene a dos hombres listos para cualquier batalla. Yordanis Arencibia, con su tercer premio bronceado consecutivo confirma su presencia en la elite, mientras la disputa de igual premio por Yosvani Despaigne, que incluso sacó del podio al campeón olímpico de Sydney, también le enseña que tiene potencia para llegar. Y creo que un tercer hombre con más horas de tatamis internacionales y más intención en su plan táctico puede dar un notición. Oreidis Despaigne en 100 se apareció en su primer mundial y logró ir hasta la tercera vuelta. Él es un tren que lo único que le falta es encarrilarlo hacia el medallero. En fin, que en la misma cuna del judo, los judoguis cubanos brillaron con la luz de su propia escuela.
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