Sin
signos de cansancio, la capital de la provincia más occidental del
país celebra hoy el aniversario 136 del otorgamiento del título de
ciudad, conferido por real orden de la metrópoli española.
Ello se debió al avance logrado por
la otrora villa y ante la grata noticia, la complacencia de las
autoridades del territorio se manifestó mediante el decreto de
libertad de varios presos, una función en la iglesia alusiva a la
distinción y una sesión extraordinaria del Ayuntamiento.
En esta se acordó festejar el
acontecimiento el 17 de octubre, cuando la ciudad estrenaría su
título en ceremonia seguida de banquete con discursos de
celebración incluidos y fiesta social bailable, todo ello en el
salón del teatro Lope de Vega.
Como se recoge en investigación
realizada por el historiador pinareño Gerardo Ortega, hasta esa
fecha las calles se mantendrían engalanadas durante el día e
iluminadas por las noches con su recién estrenado servicio de luz
por gas o las todavía mayoritarias lámparas de carburo.
Con
la construcción de nuevos repartos y otras edificaciones, la
ciudad, de techos rojos y esquinas de alegre bullicio, continuó
creciendo en estos 136 años a la sombra de suaves y neblinosas
elevaciones sin perder ese ambiente señorial característico de los
canarios que la poblaron.
Cuna del licor Guayabita del Pinar,
hecho a base de esa diminuta fruta que crece en las montañas
pinareñas, se distingue también por su fábrica de tabacos, donde
se procesan aromáticas hojas llegadas desde las mejores vegas
vueltabajeras. (AIN)