LA PAZ, 23 de julio (PL).—
Los muertos en violentos incidentes en Bolivia, en menos de un año
de la administración del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada,
suman ya 68, según recuentos no oficiales divulgados hoy, tras
nuevos disturbios en el oriente del país.
Las trágicas cuentas fueron hechas
tras la muerte ayer de Pablo Zelaya cuando más de 500 soldados
reprimieron una protesta de los pobladores de Santa Rosa de Sara, en
la oriental región de Santa Cruz.
Si bien esa localidad amaneció
tranquila y representantes del Gobierno y los pobladores pactaron un
acuerdo de distensión, las críticas de dirigentes opositores,
populares y humanitarios, caen con fuerza sobre el Gobierno.
El entendimiento posibilitó el
retiro de las tropas del pueblo y el compromiso de los civiles de no
volver a cortar el flujo de un gasoducto que pasa por el lugar y
cuyo cierre motivó el envío de los militares a reprimir la
protesta, en demanda de una pequeña carretera, títulos de tierras
y otros reclamos.
El presidente de la Asamblea de
Derechos Humanos, Waldo Albarracín, dijo que el Gobierno muestra
mano dura para la represión, pero no tiene la misma decisión para
atender las demandas populares y combatir la corrupción.
Calificó de desproporcionada la
decisión gubernamental de movilizar tropas, en defensa de la
transnacional norteamericana Transredes, dueña del gasoducto.
contra una pequeña población movida por motivos no
delincuenciables.
La defensora interina del Pueblo,
Carmen Beatriz Ruiz, acusó a las fuerzas militares de haber
disparado a "mansalva" contra civiles inermes, lo que
excede las obligaciones castrenses.
El principal líder opositor, Evo
Morales, jefe del Movimiento al Socialismo (MAS), condenó la
prepotencia represiva del Gobierno y su política permanente de usar
a las Fuerzas Armadas contra el pueblo.
Según el líder izquierdista, el
Gobierno ha decidido meter bala al pueblo en lugar de resolver sus
demandas y desconoce el derecho ciudadano de protestar y hacer
conocer sus reivindicaciones.
El vocero presidencial, Mauricio
Antezana, dijo que el Gobierno lamenta la muerte y acusó a los
pobladores de Santa Rosa de Sara de haber asumido actitudes
extremadamente radicales pese a que estaba abierto un diálogo con
las autoridades sobre sus demandas.
Morales anunció que, como diputado,
pedirá la comparecencia en el Parlamento de los principales
responsables de los incidentes, los ministros del Interior, Yerko
Kukoch, y Defensa, Freddy Teodovich, este último recién librado de
una censura parlamentaria por haber autorizado el uso de soldados
como peones en una finca privada.
La jefa de la bancada parlamentaria
del socialdemócrata y cogobernante Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria (MIR), Elsa Guevara, exhortó al Presidente Sánchez
de Lozada a deshacerse de los dos ministros, en particular de
Teodovich.
Comentó que es intolerable que el
Ministro de Defensa sea interpelado por tercera vez, en alusión a
que Teodovich pasó por una situación similar en febrero pasado,
por la represión de un estallido social, con saldo de 32 muertos, y
este mes por el escándalo de los reclutas peones.
En ambos casos, el polémico ministro
fue respaldado por el Jefe de Estado y por la mayoría oficialista
parlamentaria, en medio de denuncias del MAS de que tiene el apoyo
de la Embajada de Estados Unidos, que suele intervenir en asuntos
internos bolivianos.
Entretanto, el Ejército y la
Policía patrullan por tercer día las carreteras cercanas a La Paz,
para impedir que se haga efectivo un bloqueo de caminos anunciado,
sin resultados hasta ahora, por la Confederación Campesina.