Calló la voz del son
trovadoresco, Compay Segundo
Envió el Comandante
en Jefe ofrenda floral a Francisco Repilado
Omar
Vázquez
Con la muerte de Máximo
Francisco Repilado se cierra uno de los capítulos más importantes
de la música cubana de los últimos años, por la trascendencia que
cobró Compay Segundo a partir del éxito internacional obtenido por
Chan Chan, Macusa y otros de sus sones trovadorescos,
y especialmente desde 1998, con la obtención del Premio Grammy por
su participación en Buenavista Social Club, el filme de
igual título y el Disco de Platino ganado con su fonograma Las
flores de la vida.
Compay
siempre le sonrió a la vida
Desde que se anunció su
fallecimiento, ocurrido casi a la medianoche del domingo, a la edad
de 95 años (nació el 18 de noviembre de 1907, en Siboney, cerca de
Santiago de Cuba), a la Funeraria de Calzada y K (Vedado)
concurrieron amigos y admiradores, hasta su traslado a Santiago de
Cuba.
Entre las primeras
ofrendas florales recibidas, está la enviada por el Comandante en
Jefe Fidel Castro.
En vida, Francisco
Repilado recibió altas condecoraciones como la Orden Félix Varela
de Primer Grado, máxima condecoración estatal que se otorga en el
campo de la cultura, y la Réplica del Machete del Generalísimo
Máximo Gómez, entre otras.
Con una carrera
artística iniciada en la ciudad de Santiago de Cuba, adonde su
familia se trasladó en 1916 y aprendió solfeo con Noemí Toro y
clarinete con el maestro Enrique Bueno, Compay Segundo tuvo su gran
enseñanza con los trovadores y cantadores. Fue el sexteto Los Seis
Ases la primera agrupación con la que actuó, prácticamente niño
aún. Posteriormente, fue clarinetista de la Banda Municipal, que
dirigía su maestro Bueno y con la cual viajó por primera vez a La
Habana, nada menos que a participar en la inauguración del
Capitolio Nacional
A la capital regresó en
1934, como integrante del quinteto Cuban Stars, dirigido por Ñico
Saquito, con el que había recorrido parte de la Isla y obtenido sus
primeros grandes aplausos. Aquí, tiempo después, integró la Banda
Municipal de La Habana, bajo la dirección de Gonzalo Roig, y
continuó frecuentando el ambiente trovadoresco. Así integra el
Cuarteto Hatuey, dirigido por Justa García. Comparte labores con
Marcelino Guerra —Rapindey— y toca por vez primera con Lorenzo
Hierrezuelo, con quien años después formaría el famoso dúo Los
Compadres, hasta septiembre de 1955. Justamente su unión con
Lorenzo le valió el sobrenombre universal, Compay Segundo.
Hay otros hitos
importantes en su trayectoria, como su ingreso en el Conjunto
Matamoros, hasta la creación de Compay Segundo y sus Muchachos. Con
esta agrupación, su singular voz segunda y el armónico de su
invención, comenzó a ser solicitado por el público europeo; y
después del resto del mundo, en los años 90.
|