Broncearse al sol pero no en demasía

José A. de la Osa

Foto: ARNALDO SANTOSCientíficos que acaban de participar en un congreso de Dermatología en Bilbao, ciudad norteña de España, alertaron nuevamente en cuanto a que la exposición al sol envejece la piel y favorece la aparición de tumores, y afirmaron que el bronceado no es un mecanismo de embellecimiento, sino de defensa de la luz solar.

Los conocimientos acerca de las consecuencias que puede comportar para nuestra salud una exposición excesiva a los rayos solares, sobre todo en los horarios en que resultan mucho más dañinos, deben ser de dominio de la población a fin de tomar medidas de prevención, principalmente ahora en que nos volcamos literalmente a nuestras hermosas playas.

Sin que nadie pretenda el absurdo, en un país como el nuestro, de vivir a la sombra o debajo de una sombrilla, debemos resguardarnos de los probados efectos dañinos del "astro rey" —cáncer cutáneo y envejecimiento prematuro de la piel—, y aprovechar sus acciones biológicas beneficiosas, como son la síntesis de vitamina D, fundamentalmente para el crecimiento, poder estimulante y regenerativo de los tejidos y la capacidad de destrucción de agentes infecciosos como hongos y bacterias.

Una sabia administración de estas bondades consistiría en evitar exposiciones prolongadas en los horarios de las 10 de la mañana a las 4 de la tarde y el uso de un bronceador o filtro solar que debe ser aplicado unos 20 minutos antes de tomar el sol. En personas de piel muy sensible las precauciones deben ser extremadas.

También conocer que si en la piel aparece una verruga, un lunar, una grieta, una úlcera sin tendencia a cicatrizar, o que un lunar que tenemos cambie de tamaño, forma, color, consistencia o se haga incluso insensible, no hay que dudar: la consulta al médico resulta obligada.

Es sabido que nuestra protección a los efectos naturales es diferente con respecto al tipo de piel. Las personas de piel muy blanca y ojos muy claros al exponerse al sol se queman y nunca se broncean. Los rubios y pelirrojos con la piel clara, generalmente se queman y a veces se broncean. Los de pelo castaño y piel clara a veces se queman y siempre se broncean. Los trigueños nunca se queman y siempre se broncean. Los mestizos generalmente no se queman y el bronceado es muy intenso. Y las personas de la raza negra no se queman nunca, aunque su pigmentación constitucional se hace más intensa.

Ahora bien, no obstante nuestra protección natural, en la búsqueda del color moreno —ese lindo bronceado que apasiona a muchas cubanas y cubanos—, nuestra exposición al sol debe hacerse en horas tempranas de la mañana, o al atardecer, y por no más de 20 minutos.

 

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