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Clínica de
rehabilitación y de la esperanza
Ventura
de Jesús
CÁRDENAS.— Antonio
Caparrós recuerda su desconcierto como si hubiera sido ayer. La
tenacidad con que lucharon él y su familia hacen valedera la
sentencia martiana: Los hombres se miden por la inmensidad que se
les opone.
Parte del personal que atiende el centro.
"A
los 37 días de nacido mi hijo empezó a convulsionar y estuvo con
ese problema varios años. Fue muy duro, pero no nos cansamos y
tuvimos la convicción de que saldríamos adelante."
Como profesor de
Educación Física, conocía los beneficios de la ejercitación.
Explica que el niño no tenía estabilidad y era evidente su
desequilibrio. Con el tiempo y a fuerza de ejercicios lo enseñamos
a patinar, montar bicicleta y hasta nadar.
Ya tiene 36 años, pero
cuando él nació no existía nada de esto. El niño padecía de un
retraso mental profundo, apenas un 20% de inteligencia, y ahora es
moderado.
La historia de la
clínica de rehabilitación y estimulación precoz del
neurodesarrollo, en Cárdenas, es también la suma de hechos como el
de Caparrós. El director de la institución, Jorge Rodríguez,
tiene un hijo que sufrió de un trastorno al nacer (hipoxia severa
alrededor del parto) y con una capacidad de desarrollo y aprendizaje
limitada.
Cuenta el especialista
de segundo grado en Pediatría que iniciaron la consulta en el año
1992, con el auxilio de dos licenciados en Cultura Física. "Fue
así como comenzamos a atender a todos los menores con factor de
riesgo".
Comenta que a los
primeros que se les puso tratamiento ya se encuentran en los
distintos grados de la escuela normal. Aprobaron satisfactoriamente,
aunque algunos de ellos fueron atendidos por trastornos serios, como
retardo en el desarrollo del lenguaje, de la motricidad firme y
control muscular.
Se cumple el viejo
sueño de un grupo de especialistas, trabajadores, autoridades, y de
nosotras también, dice una mamá con su criatura en brazos.
La clínica de
rehabilitación y estimulación precoz del neurodesarrollo, en
colaboración con el Partido Comunista Alemán, es un capítulo
decisivo en beneficio de no pocos niños con problemas y con quienes
se trabaja para lograr que lleguen a ser capaces física y
mentalmente, de interactuar con el medio social.
Los padres agradecen que
los enseñen a trabajar con sus hijos. Están conscientes que el
propósito de los especialistas es que el menor se desarrolle desde
el punto de vista integral, psicológico y pedagógico. |