
Once años en la piel de un
"mercenario"
FÉLIX LÓPEZ
James Cason, el hombre
de la subversión norteamericana en La Habana, admite sorprendido a
la prensa de Miami que el agente Miguel de la Seguridad cubana es "el
mismo señor que organizó un taller de ética periodística en su
residencia oficial"... Su rostro no puede ocultar el duro golpe.
Sabe que las pruebas de sus actividades injerencistas en Cuba ya
recorren el mundo.
Manuel David Orrio abraza
a su hijo Miguel, de 14 años, y
a su madre Elia del Rosario.
En La Habana, de vuelta
a la familiar calle Requena, en el Consejo Popular Príncipe, Manuel
David Orrio —el agente Miguel— recibe los aplausos y el cariño
de asombrados vecinos. Once años atrás, dejó de ser uno más de
ellos, para convertirse en un mercenario a sueldo de la SINA. Más
de una década infiltrado entre "disidentes de laboratorio",
periodistas que nunca lo fueron y "diplomáticos" dedicados al
espionaje y la subversión interna.
Agentes de la talla de
Miguel, expresó la joven subteniente Martha Fuerte en el homenaje
del barrio, seguirán cumpliendo riesgosas misiones mientras el
Gobierno norteamericano utilice a su Sección de Intereses para
subvertir las leyes del país, y existan traidores al servicio de
una potencia extranjera. Lo que se estaba orquestando en Cuba,
aseguró Orrio con modestia, está totalmente desbaratado: "Felipe,
el canciller, desde luego solo reveló el 10% de lo que sabemos".
LAS NOTICIAS DE "MIGUEL"
En 1992, golpeado por
una difícil situación familiar y económica, Manuel David Orrio,
un Licenciado en Economía de 38 años, clasificaba como un
excelente prospecto para los grupos contrarrevolucionarios. Parecía
fácil captar al joven sereno de un mercado agropecuario, que
desandaba su barrio apoyado en el inseparable bastón que heredó de
la poliomielitis. Pero esta vez los compradores de almas habían
tocado a la puerta equivocada.
David comentó de aquel "acercamiento"
a un primo hermano, oficial del MININT... Semanas después infiltró
los llamados grupos disidentes. "Pude haber dicho que no, confiesa,
pero pensé en la manera absurda en que siempre los yankis han
tratado de asfixiarnos y en mi hijo Miguel, del que tomé el
seudónimo. Me dije `voy alante', pero nunca imaginé que llegaría
hasta aquí".
—
¿Qué significa "hasta aquí" en la vida de un agente secreto?
"Cuando
se me informó de la necesidad de revelar mi verdadera identidad no
estuve de acuerdo. No por cobardía, sino porque cada uno de
nosotros estaba en la cumbre de la misión, bien posicionados, con
la mayor confianza del jefe de la SINA... Pensábamos que nos
quedaba mucho por hacer, pero también aprendimos a ser
disciplinados y comprendimos la importancia política de
desenmascarar a los traidores de la Patria y a quienes los compran.
"En
estos días he pensado mucho en Martí, que para defender sus ideas
no fue tras el apoyo de ningún Gobierno, sino junto a los
tabaqueros de Tampa, y no robó un quilo. La clave de todo lo que
vivimos hoy está en no permitir injerencia de nadie, en defender el
derecho a resolver todos nuestros problemas en familia, sin
intervenciones externas".
—
James Cason, el jefe de la SINA, niega que los Estados Unidos
financie la contrarrevolución, algo que ustedes probaron en el
juicio. ¿Cuáles son tus vivencias al respecto?
"La
SINA no puede ocultar que ha entregado sistemáticamente ayuda
material y financiera para la subversión: radios y medios técnicos
de todo tipo para articular una red de `periodistas' que difaman de
la Revolución, y cobran más mientras más mentiras fabriquen.
Prestar la residencia oficial para reuniones, como hace Cason,
también es una forma de financiar a la llamada disidencia. En ese
afán quisieron involucrar a otras sedes diplomáticas, pero no lo
han logrado."
—
La misión te puso en el camino del llamado "periodismo
independiente", ¿te pagaban bien?
"Se
me indicó penetrar a los 'periodistas independientes'... Contacté
a Néstor Baguer, el jefe máximo, y le llevé mis comentarios
económicos. En el 97 todos se dedicaban a escribir de `derechos
humanos' y cada día surgía una nueva `agencia'. El dinero de la
SINA convirtió aquello en una factoría y condicionó la conducta
de la gente. Me pagaban 100 dólares mensuales escribiera o no, pero
sé de unos que vivían en una continua protesta por su `salario' y
de otros que se lo embolsillaban."
—
Y ahora, ¿has pensado en ejercer el periodismo?
"Comienzo
a reordenar mi vida. Pero me gustaría hacerlo, escribir una novela
que titularía El sufrimiento de las esposas. Un homenaje a Regla,
mi compañera, y a las esposas de los Cinco Héroes prisioneros del
imperio. "
—
En estos 11 años ¿cuál ha sido tu mayor conflicto?
"No
poder ser yo mismo. Te metes en la piel del personaje y te lo crees
de verdad. Formas parte de una gran historia y sabes que no tienes
todos los detalles."
—
Y del regreso, ¿qué ha sido lo más duro?
"Explicar
la verdad a mi hijo. Hace unas horas le pregunté qué pensaba de
mí hasta ahora. Quedó en silencio, pero al final confesó que me
creía un gusano. ¿Qué piensas ahora?, le insistí... Y él se
echó a llorar, como lo estoy haciendo yo ahora." (Más
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