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El pequeño Erick y María Elena también subieron al podio

Oscar Sánchez

No solo hubo calidad en los tapices y los aparatos. La primera sesión de la gimnasia artística en la I Olimpiada Nacional del Deporte Cubano, mostró además, al ser humano en toda la dimensión de sus emociones, pues solo una competencia como esta, que convoca a familiares y amigos, es capaz de descubrir en vivo al corazón.

María Luis Pérez viajó desde Granma con "mucha fe, que me daba la seguridad de que mi niña (su sobrina) triunfaría...Y Yumaili Pérez no la defraudó, la linda jovencita de 17 años subió a lo más alto del podio en el concurso más completo de esta disciplina, el de máxima acumuladora, título que tradicionalmente ha merecido la condición de Reina de la Gimnasia en las citas multideportivas.

Foto: RICARDO LÓPEZ HEVIA"Yo sabía que ella ganaría".

"Sabía que podía lograrlo, todas nos preparamos con mucho entusiasmo para conseguir esta medalla tan importante en nuestras vidas. Sé que tengo que mejorar mucho todavía, pero ese triunfo es el mayor estímulo en aras de buscar todavía más", dijo Yumaili, aún sin separarse de su tía en un abrazo que duró minutos.

Y si Yumaili escribió la novedad en la sala Ramón Fonst, era un secreto a voces que el gimnasta más laureado del país, Erick López, emergería como el gran rey. "Creo que todo marchó según lo que teníamos concebido, solo hubo un error en arzones, que no debió suceder, lo que me dice que se debe trabajar más fuerte", expresó.

"Es una dicha terminar la competencia 
y abrazar a mi hijo".- Erick López.

Dijo que no acostumbra a seguir las puntuaciones que alcanza, pues su alto poder de concentración se lo impide. Sin embargo, estuvo satisfecho con sus faenas en la anilla, paralelas y barra fija. Esa misma atracción hace que no pueda seguir a su esposa, Leyanet González, también la más avalada de las gimnastas cubanas y que ayer se fue con la quinta plaza... "No lo he hecho nunca, aunque ella me sigue un poco más a mí. Claro, después en casa compartimos impresiones y nos ayudamos". Evaluó el momento de la gimnasia nacional como bueno y con muchas perspectivas.

El beso del pequeño Erick y el pecho agitado de María Elena son una de las primeras páginas de un libro que solo puede escribir esta Olimpiada, pues solo ella es capaz de presentar a sus deportistas en plenitud de forma enseñando sus virtudes. Por eso también ganaron medallas de oro, pues las arduas jornadas de entrenamiento, el sacrificio de prepararse, a veces lejos de la familia, son recompensados en el singular instante de la victoria.

 

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