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El pequeño Erick y
María Elena también subieron al podio
Oscar
Sánchez
No
solo hubo calidad en los tapices y los aparatos. La primera sesión
de la gimnasia artística en la I Olimpiada Nacional del Deporte
Cubano, mostró además, al ser humano en toda la dimensión de sus
emociones, pues solo una competencia como esta, que convoca a
familiares y amigos, es capaz de descubrir en vivo al corazón.
María Luis Pérez
viajó desde Granma con "mucha fe, que me daba la seguridad de que
mi niña (su sobrina) triunfaría...Y Yumaili Pérez no la
defraudó, la linda jovencita de 17 años subió a lo más alto del
podio en el concurso más completo de esta disciplina, el de máxima
acumuladora, título que tradicionalmente ha merecido la condición
de Reina de la Gimnasia en las citas multideportivas.
"Yo sabía que ella ganaría".
"Sabía
que podía lograrlo, todas nos preparamos con mucho entusiasmo para
conseguir esta medalla tan importante en nuestras vidas. Sé que
tengo que mejorar mucho todavía, pero ese triunfo es el mayor
estímulo en aras de buscar todavía más", dijo Yumaili, aún sin
separarse de su tía en un abrazo que duró minutos.
Y si Yumaili escribió
la novedad en la sala Ramón Fonst, era un secreto a voces que el
gimnasta más laureado del país, Erick López, emergería como el
gran rey. "Creo que todo marchó según lo que teníamos concebido,
solo hubo un error en arzones, que no debió suceder, lo que me dice
que se debe trabajar más fuerte", expresó.
"Es una dicha terminar la competencia
y abrazar a mi hijo".- Erick López.
Dijo que no acostumbra a
seguir las puntuaciones que alcanza, pues su alto poder de
concentración se lo impide. Sin embargo, estuvo satisfecho con sus
faenas en la anilla, paralelas y barra fija. Esa misma atracción
hace que no pueda seguir a su esposa, Leyanet González, también la
más avalada de las gimnastas cubanas y que ayer se fue con la
quinta plaza... "No lo he hecho nunca, aunque ella me sigue un poco
más a mí. Claro, después en casa compartimos impresiones y nos
ayudamos". Evaluó el momento de la gimnasia nacional como bueno y
con muchas perspectivas.
El beso del pequeño
Erick y el pecho agitado de María Elena son una de las primeras
páginas de un libro que solo puede escribir esta Olimpiada, pues
solo ella es capaz de presentar a sus deportistas en plenitud de
forma enseñando sus virtudes. Por eso también ganaron medallas de
oro, pues las arduas jornadas de entrenamiento, el sacrificio de
prepararse, a veces lejos de la familia, son recompensados en el
singular instante de la victoria. |