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FIL Guadalajara
2002
A lomo de libro hacia
Jalisco
Antonio
Paneque
Para
el mexicanófilo, aquel que mira a México con la pupila
emocional, por el trasluz del cine "de antes" y la ranchera "de
siempre", Jalisco y su capital, se reducen a un tono quizás
folclórico, coloquial entre el disenso y la disipación. Pero para
el mexicanólogo, aquel que conoce en rigor la realidad de
ese pueblo, ese estado de la federación es mucho más. Es, por
ejemplo, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Segunda muestra mundial
de libros (después de la de Francfort), y mayor mercado del mundo
en publicaciones en idioma español, la capital de Jalisco celebra
cada año ese encuentro entre miles de hombres de letras
hispanohablantes.
Guadalajara, capital de
Jalisco, sede de la Feria.
Siempre por esta fecha
de fin de año, la FIL de Guadalajara congrega multitudes y deviene
espacio para propiciar nexos entre autores, lectores, críticos,
editores, agentes, traductores, distribuidores, bibliotecarios,
libreros y periodistas de diversas latitudes.
Este año en su XVI
edición, programada desde el próximo día 30 de noviembre hasta el
8 de diciembre y dedicada a Cuba como huésped de honor, los
espacios habituales de esta muestra están destinados a dar a
conocer títulos recientes del área iberoamericana, comprar y
vender derechos de autor y de traducción; cerrar contratos de
coedición, coproducción y distribución; abastecer bibliotecas
estatales y privadas, y presentar innovaciones tecnológicas.
Motivos de celebración
intelectual, la mayoría de ellos decididos previamente, la FIL de
Guadalajara otorga seis importantes reconocimientos en cada
edición, entre ellos dos básicamente literarios: el Premio de
Literatura Latinoamericana Juan Rulfo, que en esta Feria será
entregado al cubano Cintio Vitier; el Reconocimiento al Mérito
Editorial, y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, ganado esta vez
por la argentina Ana Gloria Moya, por la obra Cielo de tambores.
Otro premio de
ascendencia es el ARPA FIL Patrimonio Arquitectónico de las
Ciudades Americanas, y se concede, normalmente, a arquitectos
reconocidos por la conservación patrimonial, aunque esta vez lo
recibirá a un historiador cubano de reconocido impacto urbanizador,
Eusebio Leal.
Los dos restantes lauros
de la Feria son el Homenaje al Bibliófilo, para grandes eruditos
coleccionistas de libros que contribuyan al patrimonio cultural
humano, y el Reconocimiento al Mérito Editorial, dedicado a
editores relevantes que dejan impreso su sello en volúmenes y
colecciones. |