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02/06/2002
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¿Será africano "el Mundial del madrugón"?

Miguel Hernández

Lo que ocurrió en Seúl no hizo más que confirmar la generosidad del fútbol aunque la lógica haya vuelto a estrellarse sobre el césped en los partidos de apertura. Los alumnos les ganaron a los maestros, la ex colonia a la potencia, los debutantes al campeón de todo, Senegal a Francia (1-0 con gol de Pape Diop a los 31) y ahí está la bondad del balompié con un Mundial sin convidados de piedra tras una eliminatoria con más de 200 países, a diferencia de otros mundiales de otros deportes donde siempre son los mismos los que apabullan. ¡Vaya monotonía de triunfos de pizarras anunciadas! Así que la osadía senegalesa contribuirá a confirmar la globalización del fútbol en un planeta en crisis necesitado cada vez más de un deporte Bueno, Bonito y, sobre todo, Barato... Pero fue la falta de respuesta francesa a la ausencia temporal de su estrella, Zinedine Zidane, lo que marcó el destino de este partido de discreto nivel pero histórico para el fútbol del continente negro que este fin de semana pudiera seguir con sus clarinadas con la presentación de Camerún, Nigeria y Sudáfrica... Los argentinos, otros grandes favoritos, saben que su desafío de mañana, no será sobre un lecho de rosas, más cuando el talento ofensivo nigeriano llegará aún más inspirado por el elixir senegalés. Argentina y Nigeria se vieron las caras y las piernas una sola vez en campeonatos mundiales: en 1994 en los EE.UU. y la albiceleste venció 2-1, pero dos años después, también en suelo gringo, los africanos se proclamaron campeones olímpicos a costa de los pibes, 3-2, y casi toda su tribu de entonces se ha vuelto a reunir en Ibaraki en el llamado "grupo de la muerte" del Mundial completado por Inglaterra y Suecia... No debiera creerse que la suerte de un país pudiera depender de su Selección aunque esa pasión nacional se llame Argentina pero muchos saben lo que una victoria o una derrota significaría como bálsamo anímico para aquella sociedad quebrada, sin empleo, sin dinero, sin ilusiones. Y Diego Maradona, que regresó el viernes a La Habana desde Buenos Aires, confía en su equipo sin ocultar la decepción que le produjo la negativa del visado de Japón. "Yo no fui el que les tiré la bomba atómica", dijo. Y llegando, conoció que el segundo gol que le anotó a los ingleses en el 86 acaba de ser calificado como el mejor de los mundiales y cuya última versión, por primera vez compartido, y en Asia, será también un laboratorio interesante para científicos que aseguran que selecciones de nuestro hemisferio juegan mejor a una distancia de no más de tres husos horarios de casa que cuando viajan lejos. Los aficionados pagarán también su precio de deuda somnífera. Pero tal vez la mejor prueba del poder de los ritmos biológicos no venga de la medicina: en la universidad de Massachusetts estudiaron el desempeño de los equipos norteamericanos de béisbol y descubrieron que cuando los visitantes viajaban de Oeste a Este ganaban más los locales que a la inversa. Lo singular del caso es que los más interesados en estos resultados no fueron los médicos... sino los apostadores. 

02/06/2002

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