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Los Carter en el Consejo Popular Managua ORLANDO ORAMAS LEÓN La escuela primaria II Frente, del reparto Frank País, de Managua, en las afueras de la capital, tiene desde ayer, en su pequeño jardín, un arbusto que pudiera convertirse en todo un símbolo de cómo pueden los pueblos de Cuba y Estados Unidos relacionarse en un clima de paz.
Allí el ex presidente James Carter y su esposa, Rosalynn sembraron una especie de palma oriunda del sur norteamericano y el norte de México. Envíenos un poco de tierra de donde usted nació, le pidieron los alumnos del plantel, para cuidarla y crezca robusta como su salud y la de todos los pueblos del mundo.
"Esta fue una buena visita. Estamos orgullosos de la escuela y esperamos que los estudiantes tengan un futuro bueno y pacífico", escribió el Presidente del Centro Carter y su deseo pudiera extenderse a los vínculos bilaterales EE.UU.-Cuba. A su llegada al plantel saludó al director Antonio Barrios, junto al cual visitó una pequeña clínica dental. Allí se implementa el programa de prevención de salud bucal a los escolares cubanos. En el aula de cuarto grado, Carter conoció a la maestra, Obdulia Sánchez y sus 20 alumnos, con los que también trabaja el maestro emergente, Gabriel Oramas. En el pequeño y hermoso reparto, la comitiva del ex mandatario estadounidense llegó en medio de los aplausos de la población, que coreaban el nombre de Carter y el de Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quien le acompañó en un recorrido por el Consejo Popular Managua, del municipio de Arroyo Naranjo. Conrado Martínez, presidente de la Asamblea Provincial de Ciudad de La Habana, también estuvo. Desde antes de su llegada, la población se había reunido frente al consultorio del médico de familia, Enrique Rodríguez García, de 37 años, quien atiende a una población de 630 personas, con fuerte énfasis en la atención materno-infantil. ¿Qué le parece la visita de Carter?, pregunté a María Guevara y a David Pérez, que aguardaban con banderas cubanas. Ambos coincidieron en que era una oportunidad de primera para que tan reconocida personalidad constatara los beneficios sociales alcanzados en el país. "Es bueno que vea la Cuba real, no la que pintan las mentiras. También puede contribuir a que las relaciones mejoren", aseveró David. Carter y su esposa saludaron a Daimilis, una hermosa muchacha que quedó paralítica luego de un accidente en la playa. Ahora está muy optimista con su recuperación por el tratamiento que recibe en el Centro de Investigación y Restauración Neurológica (CIREN). El doctor Enrique y la enfermera María Luisa Manzano le explicaron los objetivos del programa del médico de la familia, pilar de la concepción preventiva de la salud pública cubana. EN LAS GUÁSIMAS Allí era un día histórico. Las Guásimas cumplía 272 años de fundada. Carter y su delegación eran recibidos por cientos de pioneros cubanos. Junto a Alarcón y Conrado visitaron en esa comunidad un edificio de la microbrigada social.
El ex Gobernador de Georgia y ex Presidente de Estados Unidos conversó con Gerardo Hernández, presidente del Consejo Popular y diputado a la Asamblea Nacional. Se interesó en la plática por el costo de producción, los materiales utilizados y mostró asombro al saber que los beneficiados con la vivienda pagaran menos de lo que costó edificarla. En esa localidad hay dos escuelas primarias, una secundaria, un jardín infantil y una escuela especial. Está en construcción un centro escolar primario y el agromercado. Siguiendo por la carretera de Managua, la comitiva estuvo en un Joven Club y otro edificio en construcción. Entre los programas que desarrolla e interesa al Centro Carter está el de la solución de los problemas de viviendas a comunidades necesitadas, por ello el recorrido por el Consejo Popular Managua debió haber sido de su interés. UN COMPATRIOTA EN LA CASTELLANA En La Castellana, donde se atienden a niños y jóvenes con dolencias mentales, el presidente Carter recibió la sorpresa de ser interpelado en inglés por uno de los pacientes. Se trata de Orlando Pérez Roseman, un joven cubano-norteamericano que allí laboraba en el taller de confecciones y demostraba que, pese al Síndrome de Down, puede ser útil a la sociedad. "President, Im American too. My mother is Cuban. I visited my sister every year. Im Cuban and American", le dijo señalándole con el dedo mientras el visitante le saludaba con sonrisa afectuosa.
En el Centro de Rehabilitación La Castellana, pasando el conocido cruce del Bar Colón, en Arroyo Naranjo, Carter fue acompañado por Carlos Dotres, titular de Salud, y atendido por la directora Emilia Icart, y autoridades cubanas en investigaciones mentales y genéticas. El matrimonio Carter supo del programa sobre la incapacidad mental iniciado el pasado año en la capital, y que se va extendiendo paulatinamente a todo el país. Los datos evidenciaban el esfuerzo por llegar a cada paciente e incluso investigar las causas de su incapacidad, así como los factores de riesgo para su prevención. Solo en Ciudad de La Habana hay 76 escuelas especiales y más del 72 % de los que sufren esa discapacidad han cursado algún grado escolar. La inmensa mayoría, además, ha pasado por una de esas instituciones. La señora Carter se interesó por la relación entre un mejor estilo de vida y la reducción de la prevalencia. Su esposo quiso saber, a su vez, si los estudios cubanos arrojaban incidencia entre el ingreso familiar y los casos de retraso. Igualmente inquirió sobre si pueden ser detectados los padres con factores genéticos que pueden incidir negativamente en el hijo. Supo que las investigaciones indican que el 36,1 de las causas tienen origen prenatal, y se reparten en genéticas, ambientales e inespecíficas. El 21,79 de los casos de retraso mental tienen origen perinatal y el 21,2 después del parto. También escucharon que Cuba desarrolla esfuerzos e investigaciones sobre 88 enfermedades hereditarias. La Castellana es un sitio donde la esperanza tiene rostros. Como el de Tania Álvarez, medallista en las olimpiadas especiales que celebran los Estados Unidos, o Alejandro, el secretario general del sindicato en el taller de confecciones. Él obsequió a los Carter con algunas de las artesanías allí confeccionadas a pesar del Síndrome Down. También lo hizo Damarias Barrios. Los tres, junto a otros compañeros, actuarían con su baile ante los invitados. Fue una contradanza, llena de esperanza. |
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