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12/03/2002
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Nota del compañero Fidel

En mi comparecencia por televisión en la Mesa Redonda del 25 de febrero, al abordar el tema de la lucha contra el dengue, dije textualmente:

"Aquí hemos traído una lista de opiniones de las adversas, no significan la mayoría, pero son las que recogemos para ver qué opinan; hoy yo no le voy a dedicar a eso mucho tiempo.

"Una dice: `Fidel vela por la salud del pueblo, y son tan mal agradecidos que no quieren quitar las casuchas que hay detrás de los edificios con crías de puercos en Ciudad de La Habana.' Es una palabra que no se ha mencionado todavía y que es símbolo, desde luego, de malos hábitos, indisciplina e irresponsabilidades y a veces blandenguería de las autoridades correspondientes; desde luego, siempre fastidia molestar a alguien, más cuando hay escasez de una cosa y de otra. Vaya usted a saber el número de los que, en momentos en que no se puede recoger, como se recogía antes los sobrantes de comida de las escuelas y otros veinte lugares, que iban a las cochiqueras como complemento de alimento para la producción porcina, los utilizan para criar cerdos, pero la cría de cerdos dentro de la ciudad constituye una vergüenza.

"Como la misión mía, desgraciadamente, es estar recordando a veces cosas desagradables y cosas que molestan, sin que uno tenga el ánimo de fastidiar a nadie, apareció en una de las opiniones por aquí, y dije: `Bueno, pues la voy a mencionar, es mi deber, y creo que nosotros tenemos que ser más exigentes, más duros para que las personas cumplan sus deberes'.

[...]

"Hay moral y hay autoridad para decir: Tratamos de mejorar, pero no mejoramos haciendo esas cosas que cuestan vidas, que encarecen los servicios de salud, que ponen en riesgo a la población. En dos epidemias de fiebre porcina africana que fueron introducidas en este país fue del diablo convencer a los criadores clandestinos, porque había que sacrificar todos los rebaños de cerdos en varias provincias. Eso fue muy doloroso, pero había que sacrificarlos.

"Pero si en esas dos veces a lo largo de la historia de la Revolución se quedó limpia La Habana de esa especie, otras dos veces volvieron a restablecerla. Al decir estas cosas estoy señalando la importancia de que, cuando algo es nocivo para la colectividad, todos los que tienen responsabilidad tomen conciencia y cooperen, porque esta no debe ser una lucha de las autoridades solo, debe ser una lucha de los vecinos. Hay cosas que pueden poner en peligro la salud de las familias, y muchas veces no se ha creado una conciencia.

[...]

"A mí que me perdonen los que están criando cerdos, los admiro como criadores; pero, realmente, tenía que decirles que vayan pensando —se les puede dar un tiempo—, analicen el problema en concreto para ver qué hacen, si se buscan algún amigo por algún lugar que los críe y encontrar una solución.

"Hoy se ha estudiado, incluso, si se debe recoger los sobrantes de alimentos; antes se recogían, pero el gasto en camiones, combustible, el costo de recoger todo lo que sobre en las escuelas es enorme."

Con motivo de esta intervención, en varias provincias diversos núcleos han expresado su preocupación, ya que no pocas familias urbanas complementan sus recursos alimenticios con la cría de cerdos, utilizando sobrantes alimenticios disponibles. Esa preocupación es justa, ya que el país no dispone todavía de suficientes recursos para suministrar ese complemento alimenticio.

Tomando en cuenta esta realidad, desde hace días se dieron instrucciones al Ministerio de la Agricultura de no aplicar medida alguna hasta recibir orientaciones de lo que debía hacerse.

Desde el punto de vista sanitario, la cría de cerdos en la ciudad, que en ocasiones se realiza incluso dentro de edificios multifamiliares, está reñida con la más elemental higiene.

Nuestra preocupación principal está relacionada con la capital de la República, donde habitan 2,2 millones de personas, y algunas de sus áreas están densamente pobladas.

La Ciudad de La Habana, mediante el esfuerzo de decenas de miles de personas que han trabajado sin descanso meses enteros y un elevado gasto en moneda convertible, está próxima a liquidar una peligrosa amenaza de dengue, agravada por la presencia de numerosos focos de vectores.

En los municipios céntricos de la capital con gran densidad de población, no es concebible autorizar ni permitir la cría de cerdos. Se procederá a discutir con los vecinos de esos municipios la necesidad de erradicar esta práctica. Esto se hará sin precipitación ni medidas drásticas, con métodos persuasivos y razonables, aunque firmes.

En los municipios periféricos se estudiará la situación de cada caso con el criterio de tomar en cuenta la posibilidad de autorizarlo donde puedan darse o crearse las condiciones de higiene y seguridad necesarias.

En el resto de las provincias que no constituían la preocupación fundamental al hacer el planteamiento, dada su menor densidad de población, se han impartido instrucciones de no aplicar exactamente las medidas que se establezcan para la capital. El objetivo en ellas sería regular y garantizar el nivel de higiene indispensable en todas las capitales de provincias y ciudades importantes del país, procurando afectar lo menos posible esa fuente familiar de alimentación.

No es posible olvidar que la industria turística, que de un modo o de otro llegará a todas partes en mayor o menor grado en un futuro próximo, se está convirtiendo en una de las más importantes fuentes de empleo bien remunerado y de ingresos en divisas convertibles para el país, aunque no será por suerte la única, podría perjudicarse con una mala imagen de nuestras ciudades.

Todo lo que pueda regularse y normarse marchará mucho mejor y será útil a todos. Nadie debe inquietarse. La Revolución toma siempre en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos, aunque se trate de un número relativamente reducido de personas. Por otra parte, continuará impulsando los planes exitosos de colaboración con los campesinos individuales, Cooperativas de Crédito y Servicio y otras formas de explotación agrícola, en el incremento de la producción porcina, láctea y de otros renglones de la rama alimenticia.

Nadie tiene derecho a olvidar que sin disciplina social ningún progreso es posible. Un pueblo instruido como el nuestro lo puede comprender.

Fidel Castro
11 de marzo del 2002.

12/03/2002

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