Más de 400 000 egresados de los Joven Club
de Computación

Diego Rodríguez Molina

NUEVA GERONA.— Alrededor de 420 000 cubanos han egresado de los distintos cursos regulares de los Joven Club de Computación y Electrónica en el país durante sus casi 15 años de funcionamiento, destacó Ernesto Rodríguez Hernández, de la dirección nacional de la institución.

Así lo dio a conocer luego de participar en la Asamblea de Trabajo Político Ideológico de ese movimiento en la Isla de la Juventud, uno de los 59 municipios de la nación que ya tienen más de una instalación en su demarcación y desarrollan un activo trabajo comunitario, lo que a su vez, ha permitido una interacción más fresca, consecuente y participativa del pueblo.

Este proceso, que ha transcurrido en 6 provincias y el municipio especial, es un momento importante que reafirma —valoró— nuestras misiones en la Batalla de Ideas por hacer del país uno de los más cultos.

En estos momentos, informó, existen más de 300 instalaciones con las 126 nuevas y están listas las más de 300 páginas Web que se comprometieron a hacer cada uno de los Joven Club, para colocarlas en las redes mundial y nacional, conocidas como Internet e Intranet, el venidero 4 de abril, en saludo al aniversario 40 de la UJC, para llevar al orbe la realidad cubana, precisamente con la riqueza cotidiana de cada localidad donde radican, con aspectos de la vida, tradiciones y la obra integral de esas comunidades.

Reconoció la integralidad de los Joven Club en el territorio pinero, con 4 instalaciones que han duplicado el número de personas atendidas, la preparación de sus trabajadores y el vínculo con el pueblo.

En sus declaraciones, Ernesto subrayó cuánto revela la profundidad del contenido social del movimiento, el trabajo con los niños y jóvenes, principalmente en círculos de interés y la formación vocacional, además del desvelo puesto en aquellos talentos con inclinación a las carreras informáticas, así como la labor hoy con otros necesitados, desde los discapacitados y personas con dificultades en el aprendizaje, hasta aquellas con trastornos en su conducta, y cuya positiva evolución corrobora la utilidad de un empeño que, además, dignifica, alienta y prestigia a nuestros colectivos.