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Opina Jorge Beinstein, economista y profesor argentino Mario Muñoz Lozano
"Solo hay que ver la realidad. En estos momentos América Latina está superendeudada: a comienzos del 2000 la deuda externa total de la región era de más de 750 000 millones de dólares, ahora ha pasado la barrera de los 800 000 millones de dólares, es una deuda externa colosal. "De tal manera que eso ha creado una succión de fondos que bloquea toda posibilidad de inversión. Hay países que ya no están ni siquiera en recesión, sino en derrumbe, en depresión, como es el caso peruano, el argentino o el boliviano, por ejemplo. Lo que América Latina está atravesando es un fenómeno de desinversión. "En ese contexto, el ALCA lo que haría no es una apertura, sino una liquidación de las fronteras económicas. Y pondríamos frente a frente el aparato económico norteamericano, supereficaz, con nuestros aparatos productivos latinoamericanos que son más débiles. Entonces lo que se produciría sería una invasión de bienes y servicios estadounidenses sobre la región, lo cual provocaría una desestructuración del tejido económico aún más fuerte que la existente hoy día. "En esas condiciones no hay ningún clima real para que se generen inversiones. Es decir, ¿qué inversión va a venir de Estados Unidos a América Latina en un mercado que se está derrumbando por el propio proceso de "alcalización"? Lo otro es todo cuento. "En estos momentos, si las inversiones norteamericanas quieren instalarse en Latinoamérica lo pueden hacer. ¿Quién los bloquea? Entonces, por qué no se hacen. Porque los mercados latinoamericanos se están cayendo y porque las inversiones de EE.UU. encuentran otros lugares más rentables. El ALCA es un cuento total. Lo único que provocaría es una oleada relativamente importante de exportaciones norteamericanas hacia la región más fuerte que la presente." —¿Cuál sería la alternativa? —La alternativa es no entrar al ALCA ni a nada que ver con él. Pienso que debemos ir más a la integración y crear barreras proteccionistas. Defender los tejidos industriales y agrícolas débiles que tenemos y potenciarlos en función de los mercados internos que están muy desestructurados y deben ser levantados. Normalmente nuestros países tienen entre el 40 y el 50 % de la población fuera del mercado. Debemos incorporar toda esa población al mercado por la vía de una gran redistribución de ingresos y, al mismo tiempo, hay que inyectar apoyo, subsidios y proteccionismo a los sistemas productivos locales para que se vinculen con esa demanda que habría que desarrollar. Alternativas hay, pero son el inverso del ALCA: integración en América Latina, proteccionismo —una palabra que los neoliberales han transformado en odiosa, pero que no es así—, grandes programas de desarrollo industrial agrícola y todo eso basado en una gigantesca redistribución de ingresos hacia abajo. (Más información) |
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