María Elena Llana, en la cima de la alta literatura

El Premio Nacional de Literatura, otorgado a la narradora María Elena Llana el pasado diciembre, le fue entregado en la sala Nicolás Guillén, como una de las más esperadas acciones contempladas en la Feria Internacional del Libro.

Las razones por las que esta dama de nuestras letras fue merecedora del reconocimiento fueron expresadas por la poeta Nancy Morejón, presidenta del jurado que lo consideró. De la precursora originalidad de su escritura, que se ha destacado por temas peculiares, así como la indiscutible destreza estilística con la que rompe mitos urbanos, dieron fe sus argumentos, seguidos por los de la escritora Marilyn Bobes, a cargo de las palabras de elogio, que a su vez fueron transmitidas allí por la editora y narradora Olga Marta Pérez.

Un vínculo nacido del periodismo, profesión compartida por María Elena y Marilyn, hace más de 20 años, le concedió toda la autoridad para referir sobre la agasajada tan justos miramientos. Marilyn la recordó al frente de la Redacción Cultural, en la que ella misma trabajaba: Nos exigía precisión y exactitud en el lenguaje, características que ella misma despliega con pulcritud asombrosa en sus libros cargados de humor, ironía,

imaginación y un oficio que no parece aprendido, sino sacado de ese plus que diferencia al escritor correcto del maestro capaz de sorprendernos con esa alquimia de forma y contenido propia de la buena literatura».

Dijo también que, con Casas del Vedado, la Llana «se ganó el favor de especialistas y lectores quienes, aún transcurridos muchos años desde su primera publicación, todavía buscan en él las claves de una literatura inusual, totalmente original, que convierten a su autora en el más alto referente de la llamada literatura fantástica en la Isla y –me atrevería yo a afirmar– en el mundo de habla hispana».

Para avalar el aserto, dijo que a veces nos cuesta reconocer que contamos con autores muy superiores a otros favorecidos por la promoción de los grandes medios de difusión «y las míticas editoriales que nos imponen con su capacidad propagandística a quiénes debemos venerar desde nuestras aldeas», y consideró que, en este caso, está la escritora agasajada.

Con sencillas palabras, María Elena agradeció el Premio que le entregó Alpidio Alonso, ministro de Cultura.