Qué decir al ver y escuchar al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en medio de sollozos, preguntarse a sí mismo –sin encontrar respuestas– ¿cuándo vamos a enfrentar al lobby armamentista?
La exclamación, en forma de interrogante, la hizo –según dijo– «en nombre de Dios».
Dos días antes, 19 niños y dos profesoras de una escuela primaria en el estado de Texas habían muerto a causa de las balas de un moderno fusil AR-15, portado por un menor de 18 años que irrumpió en el centro educacional llevando, además, una pistola; decidido a cumplir con lo que minutos antes había escrito en Facebook, que ya había disparado a su abuela y que iba hacia el centro escolar a hacer lo mismo.
En las aulas, menores de entre segundo y cuarto grados, provenientes casi en su totalidad de una zona de descendientes latinos, no podían imaginar que alguna vez, en el país que los abriga, adonde quizá sus padres llegaron en busca de trabajo y mejor situación económica, podían ser presas de aberraciones irracionales, muchas veces escondidas tras el velo del fundamentalismo blanco.
Ni en esa escuela de nivel primario, ni en grados superiores, a niños y jóvenes en Estados Unidos se les enseña a rechazar la compra libre y el porte de armas por cualquier persona que haya cumplido los 18 años.
Tampoco se imparten clases en las que los jóvenes puedan interiorizar y rechazar que una sociedad desarrollada, con gobiernos que dicen ser defensores de la vida y los derechos humanos, tenga una enmienda constitucional que se utilice como bandera de quienes viven del negocio de las armas, aunque la cifra de muertos y heridos por su uso festinado cause –como en este caso– la pérdida de vidas humanas en un centro escolar que debe ser un templo seguro y no un campo de batalla.
Un triste ejemplo de esta última acción en Texas, la describe CNN: «Miah Cerrillo, alumna del cuarto grado, contó que estaban viendo dibujos animados acompañados de dos maestras cuando irrumpió el tirador, quien disparó a una de las docentes después de mirarle a los ojos. Luego mató a la otra maestra y abrió fuego contra los niños».
En aquel instante, Miah se salvó de las balas, aunque algunos fragmentos la alcanzaron en los hombros y la cabeza. Tras disparar a los alumnos de su clase, el atacante pasó al aula contigua, donde continuó disparando. Asustada ante la posibilidad de que el tirador pudiese volver y matarla junto con sus pocos amigos que también sobrevivieron, Miah se cubrió de sangre de una compañera de clase que murió en el ataque, y se hizo la muerta, relata el propio medio.
El hecho evidencia que en Estados Unidos valen más la producción y venta de armas mortales que una formación académica en la cual se contribuya a lograr conciencia entre adolescentes y jóvenes para que no adopten posturas tan aberrantes como la de usar un fusil para matar a sus compañeros de aula o a sus familiares.
En una triste relación de hechos de este tipo en Estados Unidos, resalta la fecha tan lejana del 18 de mayo de 1927, cuando fallecieron 45 personas en una masacre en una escuela en el estado de Michigan. La mayoría de ellas eran escolares de primero a sexto grado.
Luego, cada año se conocen hechos lamentables que involucran a jóvenes y niños, y el luto se apodera de las familias estadounidenses que ven masacrados a sus hijos sin que el Gobierno haga algo para cambiar un status quo, una enmienda constitucional al servicio de las grandes corporaciones de fabricantes de armas que ven abultados sus bolsillos mientras más venden.
No por casualidad es la Asociación Nacional del Rifle un elemento determinante en la aplicación de políticas dentro del entramado legislativo del país, y el mayor lobby a la hora de influir y determinar a favor o en contra de uno u otro ocupante de cargos relevantes.
Esta poderosa institución armada define su postura de la siguiente forma: «todas las escuelas del país deben ser vigiladas por policías armados». Y, en todo caso, que los maestros acudan armados al centro escolar, como propuso el expresidente Donald Trump.
La lista de masacres es larga. Aquí, algunos ejemplos:
- El 20 de abril de 1999, en un ataque en la Escuela Secundaria de Columbine, en Colorado, dos alumnos de los últimos años, Eric Harris y Dylan Klebold, asesinaron, en casi una hora, a 12 escolares de entre 14 y 18 años de edad, a un profesor y luego se suicidaron.
- El 21 de marzo de 2005, en la Escuela Secundaria Red Lake, de Minnesota, un alumno de 16 años mató a tiros a cinco compañeros, a un guardia de seguridad, a un profesor, y luego se quitó la vida.
- El 2 de octubre de 2006, en la Escuela West Nickel Mines, en Pennsylvania, un hombre de 32 años asesinó a cinco alumnas, antes de dispararse a sí mismo.
- El 16 de abril de 2007, un estudiante mató, en el campus de la universidad, en Blacksburg, Virginia, a 32 personas, y se suicidó.
- El 14 de febrero de 2008, en la Universidad del Norte de Illinois, DeKalb, un estudiante de 27 años, ejecutó en un aula a cinco personas, y puso fin a su vida.
- El 2 de abril de 2012, en la Universidad de Oikos, en Oakland, California, un hombre de 43 años entró a una escuela cristiana y mató a tiros a siete adultos.
- El 14 de diciembre de 2012, un hombre armado mató a 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook, de Newtown, Connecticut.
- El 7 de junio de 2013, en el Colegio Santa Mónica, de California: un hombre de 23 años asesinó a cinco personas antes de ser abatido a tiros por la Policía.
- El 24 de octubre de 2014, en la Escuela Secundaria de Marysville, estado de Washington, cuatro personas murieron porque un adolescente de 15 años disparó, indiscriminadamente, a su alrededor, antes de hacerlo contra sí mismo.
- El 1ro. de octubre de 2015, en el Colegio Comunitario de Umpqua, en Oregón, un estudiante de 26 años ultimó a ocho alumnos y a un profesor, y luego se suicidó.
- El 14 de febrero de 2018, en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida, 17 personas, 14 de ellas adolescentes, murieron, después de que un joven de 19 años perpetrara un ataque.
- El 18 de febrero de 2018, un estudiante de la Escuela Secundaria Santa Fe, en Texas, mató a tiros a ocho de sus compañeros y a dos profesores, y, además, escondió artefactos explosivos en los alrededores de la escuela.
No puede haber duda alguna de que estamos en presencia de un sistema enfermo, cuya metástasis corroe sus propias leyes, en el cual un lobby armamentista tiene más poder que un acongojado Presidente.









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Eduardo Fernandez dijo:
1
31 de mayo de 2022
15:23:39
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