ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Elio Revé Matos. Yo no sé si tú sabes que yo sé que, allá en El Salvador guantanamero, en los cañaverales de El Caró de casi un siglo atrás, cuando las manos marginadas empuñaban en sus cayos proletarios una mocha y el filo derribaba los plantones: «shac, shac, shac», apenas golpes escuchaban el jornalero y casi todos los oídos.

Elio Revé falleció en 1997, dejando tras de sí un significativo legado musical. Foto: Archivo de Granma

Dicen que había en la guardarraya, a veces, otro oído. Que en su inocencia era agraciado y sigiloso. Y que del eco del mismo «shac, shac, shac» llevado por el viento, libaba y archivaba en su memoria otros sonidos.

Tiempo después –también lo dicen–, ya en la ciudad del Guaso, la marginalidad le puso en hombros un cajón de limpiabotas, y la Loma del Chivo le cedió un rincón para el oficio en una esquina.

Y cuentan que él (tú), entonces niño todavía, en los sonidos del limpiar zapatos oía ritmos, y que auscultó estribillos luego, en el pregón de los turrones que también vendía, como hizo con los durofríos, en tiempos que eran duros y de tantos corazones fríos.

Hoy, cuando te evoco en tu diciembre número 95, se me fuga la imaginación. Pienso en tus composiciones –que son cientos–, oigo ritmos, estribillos; veo tu pentagrama y te descubro allí, en el pregón y el «shac, shac, shac»; en tu niñez precaria e intrincada de la Loma del Chivo y del Caró.

Nadie, Elio, ni siquiera tú, padre y fundador, puede calcular cuántos cubanos y cubanas son parte de tu orquesta. Tantos, que no caben en tarima ni plaza alguna de Cuba.

Dime, ¿quién se atreve a contar en una descarga de tu charangón los que te corean en la multitud, los que se deleitan con tus ritmos durante un día o una noche; hasta el amanecer si es preciso?

Porque bailar contigo y aplaudirte y corearte les parece poco, hacen de sus manos –como de sus pies– instrumentos musicales. ¡Qué magia!, ¡qué conexión de un público con su artista!

Bendita ejecutoria musical la que iniciaste en 1949 en la guantanamera orquesta Armonía, la continuada después en la compañía Enrique Arredondo y en otras agrupaciones, hasta 1956, cuando fundaste la charanga Revé y la convertiste luego en leyenda.

¿A quién, a qué obra; a cuál embajador de su música Cuba le debe tanto que el son, la salsa, el changüí hoy sean ritmos familiares y apetecidos en África, Japón, Estados Unidos, Latinoamérica, Europa; en todo el mundo?

Si hace casi un siglo el sobrevivir rompía cabezas, incluso las de tu Changó y tu viejo Lázaro, Elio, ¡cómo alguien iba a imaginar lo del 23 de diciembre de 1930! ¿Quién, por qué, cómo adivinar que ese día al changüí le había nacido un rey, y un genio inmortal a Cuba y al son?

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