ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Que el país esté lleno de instituciones culturales, de una punta a la otra, es una fortaleza. Foto: Juvenal Balán

Tal como se esperaba, el x Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que desde ayer sesiona en el Palacio de Convenciones de La Habana, fue, en su primera jornada, un espacio de debate amplio y profundo, en el que se reafirmó que la cultura es la Patria y que por ella, como ha dicho el poeta, «habrá que darlo todo».

Tras los primeros acordes de la cita, cuya inauguración estuvo presidida por el miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, y en la que se encontraban, Marydé Fernández López, vicejefa del Departamento Ideológico del Comité Central; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Miguel Barnet, presidente de Honor de la Uneac;  entre otras personalidades, sus participantes, reunidos en cinco comisiones de trabajo, ampliaron sus opiniones, antes también referidas en los Consejos Nacionales de la Organización, y en otros espacios tales como las asambleas de balance que han tenido lugar en filiales, secciones y comités provinciales, previos al Congreso.

Los respectivos informes de las asociaciones sistematizaron el trabajo realizado durante los últimos cinco años.

CREER EN LA CULTURA

El estímulo moral a quienes integran la organización, y la visibilización de los nuevos miembros; las relaciones con los creadores que viven fuera de Cuba; la necesidad de llegar a comunidades y escuelas con constancia, no solo durante festivales y eventos; y el poco reconocimiento de la labor de los traductores, fueron algunos de los temas discutidos por los delegados de la Asociación de Escritores.

Acerca de la crítica especializada, un asunto de larga data en encuentros de este tipo, el informe reconoció que no ha sido suficiente «para poder distinguir hoy direcciones estilísticas y estéticas que describan nuestro actual proceso literario».

Al respecto, Virgilio López Lemus señaló que la crítica literaria no está en un estado de indigencia, pues existe un amplio movimiento, aunque sí puede que se precisen más reseñas.

Acerca de la descolonización cultural, Laidi Fernández de Juan afirmó que no puede ser una consigna, y que cada creador tiene que asumir esa causa: «Uno de los grandes logros de esa colonización es que nos habita sin que nos demos cuenta. Debemos preguntarnos por qué asumimos una festividad del país que nos pone la bota encima». Dijo que se impone rescatar nuestras fiestas, porque un espacio vacío lo ocupa el enemigo.

El libro digital y las maneras de promoverlo en la red de bibliotecas del país, en las que los medios tecnológicos son escasos o inexistentes, ocuparon la reflexión. Alpidio Alonso dijo que en los territorios hay que hacer por esas instituciones, e incluirlas en las inversiones a ese nivel: «Que el país esté lleno de instituciones culturales, de una punta a la otra, es una fortaleza. Tal cobertura tiene un costo, pero hay que asumirlo, porque creemos en la cultura o no creemos».

SIN RENUNCIAR AL RIGOR

Los creadores del cine, la radio y la televisión dialogaron sobre cómo formar mejor a los profesionales de esos medios, y lograr realizaciones de calidad, con una buena narrativa y eficaz distribución, pese a las carencias.

Alfonso Noya Martínez, presidente del Instituto de Información y Comunicación Social, reconoció que falta presupuesto; no obstante, el que tenemos, opinó, se puede utilizar mejor. ¿Quiénes mejor preparados que los profesionales de la radio para insertarse en el mundo de los podcast, por ejemplo?, inquirió.

El presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, Alexis Triana, refirió que ha cambiado el mapa de producción y que son esenciales las alianzas. Ilustró que en el país existen 64 productoras independientes, en seis provincias, que emplean a unas 3 500 personas, una fuerza con la que hay que contar.

Actualmente, la institución trabaja en 33 proyectos, siete de ellos largometrajes; y no renuncia a hacer de los cines centros culturales, a pesar de que de los 160 que proyectan, solo 81 tienen los equipos necesarios; un videoproyector cuesta de 60 000 a 70 000 dólares, se explicó.

ARTICULARNOS POR LA MÚSICA Y LA CULTURA

En la Asociación de Músicos de la Uneac, los delegados ofrecieron sus criterios, y entre anuencias y preocupaciones, trascendió como uno de los problemas que frenan el desarrollo y la divulgación de nuestra música la falta de espacios para que esta se manifieste en cualquiera de sus variantes. Otro elemento señalado fue que, incluso en un contexto en el que se precisa impulsar el proceso de bancarización en el país, se dan situaciones muy serias con el cobro monetario, cuando los artistas trabajan en actividades estatales y no reciben en tiempo su remuneración.

Trascendió la necesidad de reactivar el programa de la creación musical: un grupo para programar, diseñar y llevar de la mano los temas relacionados con la creación; así como la de presentar proyectos, en el contexto actual y con las condiciones concretas del presente, para retomar festivales ya existentes que, por razones económicas, han dejado de celebrarse. Con respecto a las cantorías, se planteó la urgencia de elevar el pago a los profesores que las conducen, para reanimarlas. 

Se habló de la imperiosa urgencia de incorporar a los planes de estudio de las escuelas de arte la música popular, no con un taller, sino como parte de los programas. Como elemento aleccionador, se habló de que ningún país tiene las condiciones del nuestro para articular como es debido las instituciones para defender nuestra cultura. Perfeccionar esa oportunidad es imprescindible para que el resultado sea el que necesitamos.

EL ARTE HACIA EL CORAZÓN DE LOS BARRIOS

La comisión de la Asociación de Artistas de la Plástica, entre otros aspectos, consideró oportuno que todas las entidades del sector trabajen de modo sistémico, y con unidad de principios, de manera que se fortalezca y despliegue el arte auténtico y creativo por los distintos circuitos sociales, estatales y de mercado posibles. Se exhortó a no cerrar los ojos a la realidad, por conveniencia o lógicos deseos de mejoramiento individual; y a compulsar a las instituciones y empresas, u otras formas de gestión estatal y privada de lo artístico, para que establezcan nexos imprescindibles con diferentes órganos, organismos y organizaciones del Estado y la sociedad, en pos de darle utilidad al trabajo creador.

Otro criterio fue el de no renunciar los artistas a llegar a los barrios, y establecer un diálogo con la gente, para cumplir con el rol de sociedad civil. Se recordó que nunca ha faltado la obra de nuestros creadores en la sociedad, y esa ha sido una política de la Uneac. Cada institución de la plástica se ha convertido, se expresó, en una radiación de arte hacia los barrios. Se ha crecido como artistas de la organización. En más de una ocasión se aludió a Fidel, quien «nos pidió estar unidos en los combates». Y se incitó a hacer cosas realizables y que tengan un impacto en el pueblo.

HUMANISMO DESDE EL ESCENARIO

Los delegados de la Asociación de Artistas Escénicos debatieron, entre otros temas, en torno a nuevas estrategias para la enseñanza artística, que se ajusten al contexto actual.

Se habló sobre la necesidad de incentivar el trabajo vocacional en los preuniversitarios; de que haya más escuelas de arte en todas las provincias del país y que trabajen de conjunto; y de renovar los planes de estudio, y lograr una formación más integral en cada disciplina, que incluya el estudio de la historia y la cultura cubanas en general, y prepare técnica y éticamente a los estudiantes.

Asimismo, se habló sobre la urgencia de formar claustros de excelencia en cada especialidad, y que los estudiantes encuentren buenos referentes en sus maestros.

Se abogó por salvaguardar el patrimonio de las artes escénicas cubanas; una sugerencia fue compilar entrevistas de varias personalidades, y atesorar sus conocimientos, para los públicos y las nuevas generaciones de artistas.

Un asunto reiterado fue lo imponderable de visibilizar y potenciar más todo el movimiento cultural y artístico que se desarrolla fuera de la capital, principalmente en el oriente del país.

Se destacó la labor que están realizando las brigadas de instructores de arte en Guantánamo, trabajando en la recuperación de las áreas afectadas y, además, en la espiritualidad de las personas. La solidaridad de muchos artistas ante esta situación reafirma el carácter humanitario de nuestra cultura, se aseguró.

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