Buenos pasos sobre el talento

Evadir las veredas del facilismo y remontar con perseverancia y métodos convincentes el camino de la docencia, da a la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García un halo muy propio.

Los buenos pasos de ese andar son muchos. Durante el reciente acto nacional de inicio del curso en la Enseñanza Artística, del que fue sede el centro, este organizó un espectáculo revelador de la forma que conduce el crecimiento técnico y espiritual de los alumnos.

En ese momento, el escenario palpitó con vida propia. Entre lo memorable está la actuación de los alumnos de ballet, quienes, en correspondencia con el año que cursan, desafiaron el nivel de complejidad exigido por las coreografías. Si impacto tuvieron aquellas, es porque no abandonaron la incursión en lo clásico, combinada hábilmente con elementos de lo contemporáneo.

También fue impactante lo ocurrido con el desempeño de los estudiantes de danza, sobre todo, cuando los instrumentos de percusión fueron regentes sonoros de los movimientos corporales.

Ese temprano despliegue se produce en todas las especialidades del centro, porque el principio allí es dar a los educandos la constante oportunidad de proyectarse al futuro en contacto con el público, lo que, a su vez, tiene su esencia en la capacidad del claustro de profesores para acondicionar los ciclos lectivos a la mayor actividad práctica posible.

Los alumnos de música, al pasar al nivel medio, ya son capaces de tocar en un grupo. Quien observe el desempeño de la Banda de la Escuela, notará que sus integrantes leen partituras y se acoplan en armonía. Además, pueden ofrecer un concierto por sí mismos y, a la vez, están aptos para acompañar a solistas, bajo la pauta de dejar atrás la música grabada, que a los profesores les parece freno en este nivel.

No se interrumpen los ciclos de evaluaciones si han programado presentaciones fuera de la escuela. Sencillamente, en las actuaciones frente al público valoran la proyección escénica, el progreso técnico y todo lo que exige el proceso docente. El rigor es el mismo que reina en las aulas.

Al ver lo que ocurre allí, se genera una ola de satisfacciones, porque no se puede perder de vista que, a la par de lo técnico, se promueve el humanismo sobre la base de que el talento no riñe con la humildad, motivo para aseverar que en esta escuela se ejercita una irrupción perenne y edificante en el alma de los estudiantes.