Cada edición del Festival Piña Colada viene acompañada de un motivo, para celebrar en familia, porque el Piña… es toque, disfrute, corneta y más. La historia de 21 ediciones puede resumirse en cantautores muy desconocidos, reconocidos; actuaciones inéditas; académicos que imparten talleres; algarabía; rumba; música fusión, clásica, moderna; bailables...
Con el tiempo, el pentagrama musical se ha ido extendiendo, y ya no solo puede hablarse de Festival de Fusión Piña Colada, como en los inicios. De un tiempo acá, todos y todas las voces e instrumentos son necesarios e importantes, porque todos hacen la voz de un festival que transita por su xxi edición, cada una con su sello, su peculiaridad.
Este Piña… celebra el aniversario 60 de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), las actividades por el 4 de Abril y el XII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas; además, rinde homenaje a los músicos avileños Nelson Oney y Eliseo Simón, y con carácter nacional al músico cubano-estadounidense (presente en el Piña Colada) Pablo Menéndez, director del Grupo Mezcla, e hijo de Bárbara Dane, leyenda estadounidense del blues, el jazz y el folk.
Participan más de cien unidades artísticas, de ellos, cerca del 70 % del talento artístico es del territorio, representado por el catálogo de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos, Musicávila.
Ese es el espíritu que reina y el que defiende Arnaldo Rodríguez Romero, presidente –casi podría decirse vitalicio– del comité organizador de la cita; por demás, alma incansable y aglutinadora en la organización de estas lides, quien no se cansa de convocar para celebrar estos festejos, con grandes esfuerzos, aun en medio de la situación económica compleja por la que atraviesa el país.
Los días de festival son para adentrarse en sus entrañas. No importa que el sol castigue si la noche refresca y uno se adentra en el corazón de la fiesta o se da un salto a Morón, subsede del evento.
La música se vive y se palpa en la armonía de los propios cuerpos desbordados o en la quietud del descanso, luego del disfrute; un descanso para reponer fuerzas y seguir, porque es imposible detenerse ante la presencia de una veintena de agrupaciones y solistas de relevancia nacional e internacional.
Issac Delgado, Buena Fe, Dúo Iris, Laritza Bacallao, Alain Pérez, Diván, Toques del Río, David Blanco, Maykel Blanco y su Salsa Mayor, Emilio Vega y Paso al Frente, Pedrito Calvo, Ricardo Leyva, Vania Borges y Dayany Gutiérrez, entre otros exponentes. A ellos se suman artistas de tres países latinoamericanos: Panamá (Grupo Matices y Son Kayori), República Dominicana (Henya) y Puerto Rico (Orquesta Bongo).
Como elemento novedoso, en esta oportunidad se cuenta con la presencia de coros; además del anfitrión Corávila, deleitan al público otros de las provincias de Sancti Spíritus y de Camagüey. El arte de las tablas también está en la cartelera con las compañías Caminos Teatro y Mejunje Teatral, de Santa Clara; y el actor Ray Cruz trajo la obra Fátima o El Parque de la Fraternidad.
Y todo sucede en varios escenarios: consejos populares, siete áreas, entre ellas la de Bailables (pista La Guajira), la de Música fusión (plaza Camilo Cienfuegos) y la de Música de Concierto (complejo cultural Nicaragua). Morón, subsede del evento, también tiene un amplio programa de actividades.
Piña Colada también es el resultado de la fusión y el esfuerzo de las organizaciones políticas y de Gobierno, la Dirección de Cultura de Ciego de Ávila, organizado de conjunto con la empresa Mambo S.R.L., con el auspicio de Musicávila y otras instituciones, en aras de lo que logra la presente edición del Piña: componer un mejunje artístico de valía.
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