
Cuando Louis Armstrong supo de ella en 1959, preguntó de dónde había salido esa chica. El célebre trompetista exclamó:
«¡Es increíble! (She’s a gasser)», y la invitó a un espectáculo en la televisión. En 1964, la joven, pero ya muy madura cantante, dueña de una recia personalidad, motivó una reflexión de la por entonces naciente estrella de la cultura pop, Bob Dylan: «El mundo necesita más personas como Barbara Dane».
El 44 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana ofrece la oportunidad al público cubano de asomarse a la vida, obra, pensamiento y legado de la mítica artista estadounidense, al incluir en sus presentaciones especiales, el domingo 10, a las 8:00 p.m. en la sala La Rampa, el filme Las nueve vidas de Barbara Dane, documental de la realizadora Maureen Gosling, estrenado hace apenas dos meses en el Mill Valley Film Festival, en California.
¿Por qué tantas vidas? La documentalista cuenta con la cantante de jazz y blues, la productora discográfica, la folclorista, la activista social, la feminista, la madre, la crítica antisistema, la trotamundos y, sobre todo, la mujer que a los 96 años de edad confiesa que siempre mira hacia delante. Vidas apasionantes, arriesgadas y ejemplares, en una sola existencia.
Pablo Menéndez, su hijo, que terminó de formarse entre nosotros, y que aquí ha desarrollado una formidable carrera musical como guitarrista y compositor, desde los días del Grupo de Experimentación Sonora del Icaic, hasta la fundación y director de la banda Mezcla, admitió, al ver la película, que él mismo no tenía una completa idea de la dimensión vital y artística de su progenitora.
Por el documental desfilan y aportan testimonios personalidades relevantes de la cultura y la vida social estadounidense, entre las que destacan Bonnie Raitt, con medio siglo en la escena musical de su país y –recientemente bajo el foco mediático por haber conquistado, en la última entrega de los Grammy, el lauro a la Canción del Año, por encima de las mucho más publicitadas Adele y Beyoncé–; la actriz y cantante Jane Fonda, quien compartió con Barbara las luchas de los años 60; la escritora y periodista Amy Goodman, presentadora del programa Democracy Now; la reconocida cineasta Estela Bravo; y los integrantes del grupo vocal Chambers Brothers, excelentes cantantes afroestadounidenses del estilo soul, promovidos por Barbara, que grabó y giró con ellos.
No podía faltar la música, la de los inicios, la que reveló sus esencias y la que nunca, mientras tenga fuerzas, seguirá cultivando, como lo hizo en 2016 en la Casa de las Américas, junto a su hijo Pablo (guitarra, voz y armónica), su nieto Osamu, los cubanos José Hermida y Ruy López Nussa, y tres mujeres que la han acompañado en conciertos y en las más recientes grabaciones: la pianista Tammy Hall, la bajista Ruth Davis, y la baterista Daria Johnson.
Las vidas de Barbara Dane estuvieron fílmicamente en las buenas manos de Maureen Gosling y el productor Jed Riffe, con una alianza forjada por años, en interés de visibilizar aspectos de la cultura y la sociedad de Estados Unidos que permanecen eclipsados por los circuitos hegemónicos. A la producción se sumó Danny Glover, notable por su compromiso con las mejores causas, y en el orden ejecutivo, Nina Menéndez, también hija de la cantante. La fotografía corrió a cargo de Ashley James, secundado por Roberto Chile en el metraje rodado en La Habana
Habría que pensar, para completar la visión de Las nueve vidas de Barbara Dane, en traducir y publicar su autobiografía, This bell still rings, que vio la luz en 2022, memoria y reflexión acerca de una carrera musical y la toma de conciencia que la llevó a desafiar prohibiciones, convenciones y amenazas. Admirable su viaje a Cuba en 1966, cuando ni artistas ni ciudadanos de EE. UU. se atrevían a visitar la Isla. Fue abultado el expediente que le dedicó el FBI.












COMENTAR
Responder comentario