José Manuel García Suárez, gerente de Producción de la Casa Discográfica, Productora, Audiovisual y Editora Musical Bis Music, de Artex S.A., fue reconocido con el Premio de Honor Cubadisco 2023, por su larga y consolidada trayectoria en esta difícil labor, cercana hoy a los 30 años.
Un total de 180 discos producidos, 11 documentales y 87 conciertos llevan su huella, así como otros materiales didácticos y programas de televisión como Súmate a mi show, que actualmente transmite el canal Cubavisión.
«Es un reconocimiento sumamente importante a mi carrera, que agradezco mucho y que no quiero ver como un premio resumen, pues me siento con plenas facultades, y lo que más me interesa es seguir produciendo, aprendiendo de cada proyecto y mantenerme en la competencia cada año».
Como «un espectáculo, con líneas de desarrollo que tienen que mantener la atención del oyente», considera que es un disco. «Un error a la hora de acoplarlo puede ser fatal», asegura el también realizador audiovisual que hasta la fecha acumula 24 premios Cubadisco, entre producciones discográficas y audiovisuales.
–¿El productor es una especie de cazatalentos?
–Sí. Identificar la existencia de nuevos talentos es una de las funciones de un productor musical, aunque no es la única. Pero, indudablemente, trabajar un proyecto desconocido y lograr convertirlo en un producto atractivo para un público mayoritario resulta muy satisfactorio, pues te da la medida de que la labor de producción funcionó».
–¿Qué se necesita para ser un buen productor musical?
–El productor tiene que ser un especialista con buen gusto y mucha información acerca de las tendencias imperantes en el mercado; pero, además, debe tener un alto nivel cultural, dominar aspectos técnicos básicos como la afinación y el ritmo. Conocer las posibilidades que brindan los diferentes instrumentos musicales para poder explotar al máximo todos los colores posibles.
También debe prestar especial atención a la interpretación. Un cantante, por ejemplo, cuando se enfrenta a una canción es como un actor: tiene que encarnar al personaje de la historia que está cantando, tiene que transmitir con la voz toda una serie de emociones, y el productor tiene que dirigir ese proceso. No es cantar por cantar. Y algo similar sucede con los instrumentistas.
«Además, tienes que tener buen tino para escoger el repertorio, a los arreglistas, al ingeniero, incluso para seleccionar el estudio de grabación. Y una vez terminado el proceso de grabación, tienes que organizar los temas en el mejor orden posible».
Entre la producción musical y la realización audiovisual, no tiene preferencias: «Veo esas dos especialidades como dos terrenos que puedo explotar en función del producto musical. Cada uno tiene sus encantos. Y en cualquiera se me van las horas volando, sinónimo de que lo estoy disfrutando».
–¿Su producción musical más difícil? ¿Cuál guarda con mayor cariño?
–Todas las producciones tienen un determinado grado de dificultad. En el caso de los discos, entre los más complejos están los de música infantil. El trabajo con niños y para niños es complicado, pero al mismo tiempo es sumamente enriquecedor. De hecho, las tres nominaciones que tengo a los Grammy Latinos son con discos de música infantil.
«En el caso de los audiovisuales me apasionan las grandes producciones, esas que, después, cuando las ves terminadas, tú mismo no te explicas cómo se pudieron lograr. Algo así me sucedió con De Revé a Van Van. Dos Leyendas, un concierto histórico que se celebró en la Ciudad Deportiva, y ahora recientemente con el Habana Concerto, de José María Vitier con la Orquesta del Lyceum de La Habana, en el Teatro Martí.
–¿Cómo valora la producción discográfica actual en Cuba?
«En Cuba hay música en todas partes. La formación académica ha rendido excelentes frutos, y el ingenio musical del cubano es algo que aflora todos los días. Lo más importante, que es la materia prima, está, y por otra parte el soporte tecnológico también.












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