ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El maestro Cecilio Tieles. Foto: Tomada de Prensa Latina

Como un punto de encuentro, llegada e irradiación de las coordenadas que determinaron el despegue de la tradición pianística cubana hacia la medianía del siglo XIX, concibió el maestro Cecilio Tieles la entrega pública con la que celebró, en la sala Argeliers León, su 80 cumpleaños y los 62 años de trayectoria artística.

Destaquemos en su carrera una línea ascensional que comenzó con su formación en La Habana, París y Moscú, que lo llevó a cosechar lauros en los concursos internacionales Vianna de Motta (Lisboa) y Marguerite Long (París), integrar con su hermano Evelio uno de los más sólidos exponentes de la música de cámara en la Isla, registrar discos de excelente factura, desempeñarse en la docencia en Cuba y en España y desarrollar, paralelamente, una línea de investigación sobre su instrumento, que lo consagró como el primer músico en titularse Doctor en Ciencias sobre el Arte en la Universidad de las Artes.

Precisamente el foco de atención de su tesis doctoral: el pianista y compositor Nicolás Ruiz Espadero (1832-1890), fungió como pivote de la ofrenda sonora conmemorativa. Se trata de una figura cenital en la historia musical cubana de los tiempos en que se fraguaba la identidad nacional, sobre la que Tieles ha profundizado y contribuido a su promoción. Pruebas al canto, su libro Espadero, lo hispánico musical en Cuba; el tríptico editorial acogido por el Museo Nacional de la Música pública (el ensayo Espadero: música y nación en Cuba colonial, la colección de partituras Obras para piano de Espadero y el disco que contiene las piezas de la colección); y la reciente publicación de Obras para piano, por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música cubana (Cidmuc), con un penetrante análisis de los estudios trascendentales inéditos del autor habanero.

La elección de Beethoven –siempre vivo en el repertorio de Cecilio– para la primera estación no fue fortuita. El músico de Bonn (1770 o 1771–1827) inauguró un nuevo cauce para el piano en el siglo XIX, y una de las obras representativas de esa transformación se tiene en la Sonata no. 27 Claro de luna (1801), anticipadora del movimiento romántico europeo desatado décadas después. Un movimiento que tuvo en Chopin (1810-1849) una de sus cumbres. Tieles se dio el gusto de navegar en las aguas de los valses del polaco y evocar cómo su música se conoció en Cuba mediante las visitas de su coterráneo Julian Fontana, quien fue maestro de Espadero.

Sin los efluvios nacionalistas presentes en la escuela romántica europea, no se explicaría cabalmente ni el carácter ni la altura de la obra de Espadero. Las cuatro contradanzas ejecutadas por Cecilio ejemplifican la combustión que dio lugar a los rasgos de un pianismo netamente cubano, explícito también en uno de los momentos más aplaudidos del recital, el Popurrí cubano, de José White (1836-1918), versionado por Espadero en 1859, por los días en que el genial violinista y compositor, ya instalado en Europa, había regresado por un tiempo a Cuba debido a la enfermedad de su padre.

Cecilio Tieles dio un salto al nacionalismo venezolano en la figura de Moisés Moleiro (1904 –1979) y su delicioso Joropo, para concluir con Louis Moreau Gottschalk (1829-1869), estadounidense que halló inspiración en la Cuba de la mitad del XIX. Con The banjo op. 15, Cecilio demostró su virtuosa vitalidad intacta al completar la octava década de existencia, en tanto la pieza de Gottschalk demanda un extraordinario despliegue de facultades.    

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Xiomara Suárez dijo:

1

7 de septiembre de 2022

19:44:11


Excelente reseña del periodista Pedro de la Hoz