ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Internet

De entre los buenos directores de programas que tenemos en la televisión cubana, me quito el sombrero al escribir acerca de Orlando Cruzata. Mucho más allá de su proverbial modestia como ser humano se ha convertido en un verdadero influencer desde antes de que se pusiera en boga ese calificativo por las redes sociales, debido a su alabada entrega al frente de la realización del programa Lucas, durante 25 años.

Si a través de estos cinco lustros Lucas merece el elogio de ser considerado como la ventana del videoclip cubano, es por el espléndido paisaje audiovisual que, desde el talento y una inagotable imaginación, nos propone contemplar en cada salida al aire este perseverante realizador.

Que nadie se llame a engaño. Dirigir un programa semanal de televisión implica una exigencia sumamente implacable que no da tregua a la desidia; de ahí que, para haber logrado captar la atención y el beneplácito del público durante tanto tiempo, Lucas ha tenido que cumplir con una serie de parámetros que justifican semejante aceptación.

Quizá coincidamos con haber visto algún que otro videoclip de una cuestionable calidad musical o de una pobre factura, pero precisamente gracias a ese diálogo cotidiano con la realidad del audiovisual cubano es que se ha llegado a la presentación de un promedio de 600 videoclips al año, en muchos de los cuales predomina un alto rango de realización artística. El caso es que estas producciones audiovisuales, que a la larga compiten entre sí, son exhibidas en el contexto de una fantasía ideada para la televisión, donde realmente todo aparece preconcebido por este guionista y director del programa.

Desde la presencia de la entrañable estatuilla que se les obsequia a los ganadores en cada categoría, así como la coherente uniformidad del vestir de los conductores –ataviados con las sempiternas  gafas negras–, hasta las ocurrentes frases creadas para cada campaña del espacio o la inusual escenografía, asistimos a la proyección de una dramaturgia cuya simbología conceptual incide directamente en el sentido de pertenencia del televidente, convirtiéndose en una singular forma de cubanidad que nos llena de sano orgullo.

Es la materialización consciente de una voluntad unificadora, capaz de salirse de la pequeña pantalla para cubrir con amor toda la nación, al entregarle un Lucas a la Televisión Serrana por su aniversario 25, o cuando en 2018 el programa comenzó una gira nacional desde La Demajagua, con motivo de la campaña Nosotros somos ellos, por el siglo y medio del inicio de nuestras luchas libertarias. Por todo esto, queridos «teleluqueños», no le crean a Cruzata cuando en Facebook afirma que no lo soportamos. Justamente significa lo contrario. Él sabe cuánto se le quiere y admira por lo que nos ha aportado en todos estos años desde Lucas.

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