La artista urbana Delphine Delas llegó a La Habana gracias a la operación Cubacalan, para incorporar al entorno del barrio de San Isidro uno de sus reconocidos murales, como parte de la agenda del Mes de la Cultura Francesa en Cuba.
«Desde Francia busqué información sobre la historia del barrio, realicé algunos bocetos, y una vez que llegué aquí, incorporé los colores a los dibujos iniciales. Pensé en su construcción y composición. Poco a poco, surgió la idea de añadir símbolos como la flor y las mariposas», detalló la artista a Prensa Latina.
El mural posee varias lecturas e interpretaciones. La obra es un diálogo entre la artista y los residentes de la zona y su discernimiento personal sobre el contexto social, la cultura y la idiosincrasia del espacio geográfico.
«Dentro de mi trabajo estoy atenta a lo que pasa, al escenario cercano a mis murales. Para mí reviste especial importancia que los vecinos despierten, abran sus ventanas y contemplen mi creación», aseguró Delphine Delas.
Otro de sus objetivos, dentro de lo que denomina como «responsabilidad artística», es la cercanía entre el autor, los transeúntes y los residentes cercanos, y el mural de San Isidro repite elementos inscritos dentro de su estética e identidad plástica, entre ellos, los marcos, las curvas y el color dorado.
La idea radica en el estímulo de nuevas conexiones entre ambas ciudades, unidas por enlaces muy antiguos de cultura y emigración. Esos barrios populares experimentan una transformación visible mediante el arte urbano, puntualizó a Prensa Latina, Catherine Castagnera, directora de Bordeaux Parallaxes.
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