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Soberbia la actuación de Viola Davis en La madre del blues: Ma Rainey´s Black Botton. Foto: Fotograma de la Película

En la tarde del último domingo, el canal Multivisión presentó el filme estadounidense La madre del blues: Ma Rainey´s Black Botton, recién estrenado en dicho país el pasado mes de diciembre.

Más allá del gozo que implica disfrutar de una banda sonora a cargo de Branford Marsalis, al confirmársenos de nuevo la riqueza de esta música de profundas raíces populares, el tema a tratar y el nivel de actuación resultan aspectos tan sobresalientes que nos sorprenden para hacernos sentir pegados contra la pared.

En la medida en que avanza la película, se advierte que no se trata de una biografía de la Ma –primera intérprete femenina del género en hacerse acompañar por un pequeño grupo de jazz, a comienzos de los años 20–, sino sobre lo que sucede con ella y sus músicos en un estudio de grabación, en un día cualquiera del Chicago de 1927. Todo gira alrededor de las tensiones entre estos músicos afroamericanos y los blancos representados por el mánager de Ma, y por el dueño del estudio, dramáticas relaciones existenciales, cuyas variables se mueven de acuerdo con la imperiosa necesidad de no afectar los beneficios económicos que se derivan de la grabación del grupo.

 Sin embargo, cuando tenemos la información de que se trata de la adaptación al cine de la obra homónima del dramaturgo August Wilson –ganador, en dos ocasiones, del Premio Pulitzer– se comprende la intención por resaltar las encendidas discusiones entre los propios músicos en torno a las experiencias de cada cual sobre cómo sobrevivir en una sociedad marcada por la segregación racial.

Para eso, el director George C. Wolfe se ha apoyado en la soberbia actuación de una Viola Davis que no nos permite poner en duda que estamos ante la mismísima leyenda del blues en persona, mientras que, con Chadwick Boseman, ha logrado hacer coincidir las valoraciones de la crítica como posible merecedor de un Oscar por su relevante papel en el ambicioso y cínico Levee, el joven trompetista del grupo. Sin embargo, semejante representación adquiere los matices trágicos de la vida real, al conocerse que, durante la grabación del filme en el verano de 2019, ya Boseman estaba afectado por un agresivo cáncer que lo llevaría a la muerte en agosto del pasado año.

Obras maestras como La madre del blues… representan un abarcador fresco inspirado en escenas tomadas de la realidad en la nación norteña de hace casi un siglo, pero expresado tan vívidamente, que sus 90 minutos de duración apenas se notan, al vernos sumidos en el ímpetu propio de un tornado de exaltadas pasiones humanas.

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Me encanta Barbara Eden dijo:

1

5 de febrero de 2021

12:04:09


Les recomiendo esta película.