El 14 de julio de 2003 fallecía en La Habana uno de nuestros artistas más reconocidos en el mundo. Una insuficiencia renal puso de luto a fanáticos de la música tradicional cubana al inmortalizar al padre del Chan Chan. A 17 años de aquel fatídico día, su música vive como genuina representación de lo cubano.
Dueño de una longeva vida, Francisco Repilado tendió puentes entre las raíces musicales antillanas de la primera mitad del siglo XX y la vanguardia artística que impuso el nuevo milenio. Trabajó con Ñico Saquito, el Trío Matamoros y fundó el dúo Los Compadres para cosechar éxitos como Macusa, Sarandonga o Yo canto en el llano.
Compay Segundo, como lo recuerda el pueblo, demostró su talento con varios instrumentos: el clarinete, el tres o la guitarra. Según sus propias palabras faltaba la melodía entre estos dos últimos, por lo cual le agregó una cuerda a la guitarra. De esa manera nació el armónico, instrumento que marcaría para siempre la sonoridad de la música tradicional cubana.
Al salir de Los Compadres en 1955, su carrera cayó en picada hacia un abismo que lo llevaría a cantar solo para turistas en cantinas y hoteles de La Habana durante más de treinta años.
En 1989 el destino le dio una nueva oportunidad a Compay Segundo cuando el musicólogo Danilo Orozco lo invitó a un festival celebrado en Washington, donde conoció al músico Santiago Auserón. A partir de ese momento visitó varias veces España y su obra comenzó a tomar fuerza otra vez.
En 1997 el guitarrista estadounidense Ry Cooder produjo el disco Buena Vista Social Club y más tarde el cineasta Wim Wenders realizó un documental con el mismo nombre en el que viejos representantes de la música popular como Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Pío Leyva y el propio Compay, triunfaron por todo lo alto.
De la noche a la mañana el mundo entero estaba fascinado con aquel grupo de soneros que exponía lo más auténtico de la música cubana. Francisco Repilado vio cómo su carrera resurgía al ganar varios premios Grammy con más de 90 años de vida y lograr superventas en varios países con sencillos como Chan Chan.
Sin dudas, ese tema marcó una pauta en la historia de la música cubana, ya que nunca antes se había alcanzado tal resonancia a escala global por un artista de nuestro país a través de géneros tradicionales como el son. Compay Segundo entró por la puerta grande en la élite de los circuitos musicales internacionales al presentarse en los escenarios más importantes del mundo: desde el Olympia de París hasta el Carnegie Hall de Nueva York.
En la actualidad, su hijo Salvador Repilado, lidera la agrupación Compay Segundo y han continuado con el legado del gran sonero. Las futuras generaciones encontrarán siempre un punto de referencia en su música.
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raul dijo:
1
15 de julio de 2020
06:00:58
Francisco dijo:
2
15 de julio de 2020
12:53:46
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