
Fue el poeta guantanamero Regino Boti quien deslumbrara a la crítica de la época no solo por el vanguardismo que expresara su propia poesía sino porque, en fecha más que temprana, 1931, indicaba a los lectores cubanos el carácter abiertamente nacional de la obra literaria del camagüeyano Nicolás Guillén, a través de su primer espejo los Motivos de son que habían aparecido, dedicados a José Antonio Fernández de Castro, en la página «Ideales de una raza», que dirigía, como paradoja de la historia, el arquitecto negro Gustavo Urrutia, nada menos que auspiciada por el Diario de la Marina, un 20 de abril de 1930. Hace hoy 90 años de ese acontecimiento literario, y cultural. Boti y Alberto Lamar Schweyer fueron los que atisbaron primero el esplendor nacional de una expresión, auténtica, que acababa de nacer. Son estas las contradicciones que nos muestran la vieja lección de todos los tiempos.
No es menester ahora desentrañar la madeja a través de la cual aparecieron los ocho Motivos de son que, en su momento, inspiraron a compositores como Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, alguno de los hermanos Grenet, Bola de Nieve y, entre otros, el camagüeyano Jorge González Allué. Porque esos ocho Motivos, encabezados por el célebre Negro bembón, fueron un escándalo literario, el más trascendente de la primera mitad del siglo XX, en cuya raíz ya latía esa vocación nacionalista, independiente, que cedió el paso a muchos otros temas de Guillén. Para Cintio Vitier, uno de los aportes mayores del gran poeta Nicolás Guillén al castellano era el hallazgo del son, es decir, haberlo sacado de la tradición oral para colocarlo en el centro de la poesía culta. No por azar, para Mirta Aguirre, excepcional cervantista cubana, Nicolás Guillén es un triunfo de la música cubana.
Al comentar la obra del santiaguero José María Heredia, cantor del Niágara, primer gran romántico de las Américas, José Martí indicaba con su sabiduría habitual: «a la poesía, que es arte, no vale disculparla con que es patriótica o filosófica, sino que ha de resistir como el bronce y vibrar como la porcelana». Estas cualidades se avienen a las esencias populares de los ocho Motivos de son, pues han llegado hasta aquí con la ferviente resistencia del bronce y la más vibrante de las porcelanas.
Elogiados por Don Miguel de Unamuno en una memorable carta a Guillén en donde, por cierto, recuerda haber conocido ese nombre a través de Federico García Lorca y confirmaba, allí, que estas ocho primeras piezas de un ajedrez inigualable, abrieron las puertas a una identidad diversa, plural, que colocó al habla de los cubanos entre las conquistas más trascendentes del ámbito literario de España y Nuestra América.












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Francisco Rivero dijo:
1
20 de abril de 2020
09:23:23
Hernando Motato y familia dijo:
2
20 de abril de 2020
11:38:47
Andrachi dijo:
3
20 de abril de 2020
12:26:08
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