ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
También se desarrollan encuentros de grupos portadores y otros espacios, en los que participan unos 400 intelectuales y artistas procedentes de varios países, Foto: Yander Zamora

En un ovacionado discurso del que se hablará por mucho tiempo el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en franco diálogo con los miembros de la Uneac, les pidió: «No dejen morir el Congreso. Trabajen por hacer realidad todo lo que entiendan que aportará al bien de la nación, a su espiritualidad, al porvenir que quieren negarnos los que no han podido destruirnos».

Por su parte, el presidente de la organización recién electo, Luis Morlote Rivas, en el propio contexto, hablaba de buscar ya «la hoja de ruta» para dar seguimiento a cada uno de los planteamientos emitidos, donde todo lo expresado ha resultado harto significativo para el rumbo futuro del trabajo.

La vitalidad permanente y la hoja de ruta que piden ambos para la Uneac solo pueden ser enarboladas si las tantas intervenciones de probado compromiso con la cultura y la sociedad, emanadas de la máxima reunión de los intelectuales cubanos, son debidamente estudiadas y puestas en marcha, con inteligencia y creatividad.

Ininterrumpidamente, en cada espacio de intercambio vivido por la organización, la proyección social de la cultura ha sido debidamente visibilizada. 

Un grupo de interrogantes han marcado el camino, entre ellas, cómo la vida cultural refleja la capacidad de recepción e interpretación de las audiencias y la gestión de las instituciones culturales y de su proyección en los espacios públicos, así como cuál es el lugar que ocupa el patrimonio y la memoria en la construcción y consolidación de la identidad cultural, qué hacer desde la Uneac para que la escuela se desempeñe realmente como la institución cultural más importante de cada comunidad, y cómo pueden los escritores y artistas incidir en la labor de las instituciones educacionales para la promoción de valores en las nuevas generaciones.

Todo ello encuentra respuestas en el modo en que los intelectuales deben proyectar el trabajo cultural comunitario; en cómo contribuir, desde la creación, a luchar contra prejuicios y conductas discriminatorias de todo tipo, y en repensar cómo seguir aportando a la construcción de una sociedad que responda a las exigencias del perfeccionamiento del modelo socialista cubano.

Las proyecciones apuntan a las preocupaciones alrededor de  la calidad de la arquitectura actual, y la insuficiente participación de los arquitectos cubanos en la concepción de obras. Por ello en el Congreso de la Uneac se abordó el valor espiritual, pero también material de la cultura, y de la necesidad de la belleza en las construcciones y en los proyectos arquitectónicos promovidos por los municipios, ya que «los centros históricos son el orgullo de las ciudades» y hay que ver qué pasa no solo en los centros citadinos sino en las zonas periféricas.

Se habló de que ya se trabaja en restituir los dos monumentos a José Antonio Aponte, y se pidió que por medio de campañas u otras vías educativas se estimule el estudio de su figura. Otro punto cálido abordó la proyección internacional de la Uneac, que debe tener bien claro que es preciso que haya un acercamiento intelectual, desde la academia, a Estados Unidos, nuestro mayor enemigo, incluso cuando se perpetra una política tan extraordinariamente hostil contra Cuba, pues aquí se ha desarrollado una intelectualidad que
puede aportar mucho a difundir la verdad nuestra.

El pensamiento martiano fue abordado en una de las intervenciones desde los conceptos de bueno, dichoso, próspero, culto y libre, en la que se convidó a repasar sus sentidos para ponerlos en práctica y que se les cuestione a los intelectuales qué hacer para que la Revolución salga victoriosa. Otra preocupación fue, tomando en cuenta el actual escenario político, ¿cuál va a ser la incidencia de la vanguardia en los espacios de socialización? Al respecto se expresaba la necesidad de vincular a esa intelectualidad a las escuelas y a la prensa.

La conectividad y el ciberespacio salió al trasluz en el foro y se resumió que «desde que se asume la conectividad se está en una batalla», donde debe defenderse la Revolución. En otro orden, trascendió la necesidad de participar en la crítica y de construir una cultura crítica. Nuestra vanguardia tiene que contribuir a la cultura ciudadana y a movilizarla, se expresó.

Tras los planteamientos, agrupados en 26 enjundiosas intervenciones, se dictaminó un grupo de acuerdos, en primer orden el de «reafirmar nuestro compromiso con la formación de valores ciudadanos mediante la movilización, la participación y el consenso mayoritario de nuestra sociedad», tomando como base la ética martiana.

Entre otros imperativos, se acordó trabajar consecuentemente por la correcta y creativa aplicación de la política cultural en todos los espacios, conscientes de que la política cultural es una sola.  Se recogió la necesidad de velar por la calidad de las presentaciones artísticas, tanto las que se generan desde las instituciones estatales como en aquellas gestionadas por el sector no estatal.

Otro convenio estuvo en prestar máxima atención a la programación cultural, la cual tiene que ser un ejercicio de pensamiento colectivo que articule criterios de los responsables de las instituciones y de los creadores, y tome en cuenta las exigencias y demandas de los públicos.

Un punto conclusivo fue propiciar una mayor implicación en la concepción y desarrollo de las políticas de salvaguarda y promoción de los valores patrimoniales de nuestras ciudades y paisajes, así como que se tome conciencia acerca de la pertinencia de vindicar la arquitectura como un ejercicio profesional eminentemente cultural.

Los delegados al Congreso coincidieron en la necesidad de rescatar y preservar el patrimonio documental, la contribución desde nuestras prácticas creativas y saberes a la preservación y difusión del patrimonio vivo de la nación cubana. El acompañamiento proactivo a los ministerios de Educación y Educación Superior en los procesos de perfeccionamiento de los programas educativos, fue otro de los asuntos  abordados.

Los delegados al Congreso de la Uneac ratificaron el funcionamiento de las comisiones permanentes de trabajo de Educación, Cultura y Sociedad; Cultura Comunitaria, Patrimonio vivo y tradiciones; Ciudad, arquitectura y patrimonio, y la José Antonio Aponte para la lucha contra el racismo y la discriminación, así como conformar grupos de trabajo en torno al patrimonio documental y la memoria histórica, así como al análisis de la programación cultural,  la proyección internacional de la organización, y para
reactivar el grupo de análisis Cuba-Estados Unidos.

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MIGUEL dijo:

1

3 de julio de 2019

12:17:47


Saludos, En consonancia con lo que pide nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez,yo digo como dice el poeta ,yo quiero un pueblo que dance en las calles ,yo quiero un pueblo que ria y que ame.Logremos esto a lo largo y ancho de la Isla y tendremos la garantia segura de que nuestra Revolucion Socialista sera invensible. Miguel