
Cuando el 26 de octubre de 1969 sale al mercado el nuevo disco de Los Beatles, nadie se imagina que el Abbey Road resume la última propuesta de una obra grabada por los afamados músicos británicos en su conjunto. Considerado como el mejor desempeño colectivo de entre los anteriores fonogramas del grupo, realmente semejante disco se distingue por un acabado de excelencia que viene dado por el rango artístico de brillantes canciones como la entrañable Come together, de John Lennon; la impresionante ¡Oh Darling! de Paul McCartney, y la afectivamente imprescindible Something, de George Harrison. Sin embargo, cuatro días antes, el 22 de octubre de dicho año, el destino quiso que Led Zeppelin se apareciera con el Led Zeppelin II, extraordinario disco de hard rock como para dejar bien claro quiénes se adueñarían en lo adelante de la faja de campeones en la disputada cima del entorno sonoro de entonces.
Si bien es cierto que, a pesar de la eficaz química alcanzada entre los integrantes de Zeppelin, estos jamás reproducirán el singular sumo creativo del cuarteto de Liverpool, cuyas habilidades lo han hecho trascender en el tiempo, a su vez, ni los mismísimos Beatles podían acercarse a la cuerda zeppeliana. En primer lugar, tanto la voz de John como la de Paul y la de Harrison, no estaban capacitadas para asumir el huracanado aliento del cantar de Robert Plant, ni ninguno de los tres concebían la posibilidad de poner sus cuerdas vocales en la guitarra como Jimmy Page para hacerla gritar de satisfacción, y mucho menos el inefable Ringo ha pretendido nunca golpear su batería con la rabia de sentimientos musicales reprimidos que se desencadenan en el estilo de John Bonham.
En el caso de Zeppelin se defiende una estrategia regida por la exaltación de emotivas sensaciones. Cuando Plant accede al mayor dramatismo en piezas como Whole lotta love y Heartbreaker, ha llevado al extremo los límites de las posibilidades estilísticas de los cantores del blues.
Por su parte, Page, además de mostrar sus condiciones como virtuoso instrumentista, se revela como el arquitecto de complejas composiciones de rock, conformadas por multiplicidad de planos sonoros diversos que evocan la concepción de una obra sinfónica. Al rememorar la intensa dinámica espacial del sonido en una obra de Wagner como Tanhauser, comprendemos que el encanto de la música de Zeppelin proviene del talento de Page al confrontar la esencia de sus raíces culturales en el formato de un pequeño grupo.
Por lo tanto, cuando Los Beatles deciden separarse, se retiran invictos por la realización del magnífico disco Abbey Road. Así concluye una gloriosa etapa de inspirada creatividad dentro del rock en la llamada Década Prodigiosa. Pero, a la vez, por esa puerta de experimentada renovación que ellos conservan abierta desde sus comienzos, se introducen otros grupos que, como Led Zeppelin, dan inicio a una nueva era cuyas incidencias musicales todavía perviven en la actualidad al cabo de 50 años.
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Me encanta Barbara Eden dijo:
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28 de mayo de 2019
22:27:41
Eduardo Velasco dijo:
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29 de mayo de 2019
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Luis Eloy Suarez Escobar dijo:
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29 de mayo de 2019
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Francisco Rivero dijo:
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29 de mayo de 2019
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Felipe Antonio dijo:
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29 de mayo de 2019
09:45:56
Diosbanis Vázquez dijo:
6
29 de mayo de 2019
12:01:03
Axel L. Hernández Angel dijo:
7
29 de mayo de 2019
14:21:36
Ramón Paz Jiménez dijo:
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29 de mayo de 2019
14:50:08
Nor1 dijo:
9
3 de junio de 2019
13:45:46
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