La exhibición en estos días de Inocencia en los cines –que se vea en los cines, repite su director en cada oportunidad– es motivo para volver brevemente sobre ella, luego de lo escrito en estas mismas páginas en ocasión de su estreno en el último Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
En tiempos en que devorar contenidos en cualquier pantalla hace pasar a segundo plano la magnificencia cinematográfica, no le faltan razones a Alejandro Gil para recomendar que se traspasen las puertas de los cines en pos de Inocencia, por cuanto los diversos componentes artísticos que conforman la obra están en función de un espectáculo digno de apreciarse en su total magnitud.
Espectáculo no en el concepto comercial acuñado por la gran industria del entretenimiento, porque si bien Inocencia se apoya en el melodrama –recurso en lo absoluto desdeñable, siempre que no se abuse de los sentimentalismos–, lo supera como género puro al estructurar un discurso en el que el dato histórico y la imaginación creativa se aúnan en alto vuelo para crear uno de los filmes más justificadamente emotivos que recuerde la historia del cine en nuestro país.
Solo un ejemplo: el fusilamiento de los estudiantes de Medicina pudo haberse filmado de las más diversas formas, pero la escogida es difícil de superarse en su intención de golpear fuerte en el pecho de los espectadores… que la buena emoción también es cine y, al respecto, Inocencia reina.
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Germán del Cerro dijo:
1
4 de febrero de 2019
10:03:31
Leonardo Buenaventura dijo:
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4 de febrero de 2019
11:47:14
Ada dijo:
3
4 de febrero de 2019
14:46:41
Doraine Linares dijo:
4
5 de febrero de 2019
09:11:04
Milagros Oliva Dones dijo:
5
5 de febrero de 2019
09:13:56
Carlos Alejandro dijo:
6
5 de febrero de 2019
13:55:50
habana dijo:
7
5 de febrero de 2019
15:15:22
TVelazquez dijo:
8
7 de febrero de 2019
10:09:06
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