La televisión pone su empeño en garantizar una programación que acompañe a la familia en estos meses donde muchos toman vacaciones, de manera particular los niños y jóvenes en receso docente, y el personal de los centros educacionales. Es algo que viene haciendo desde hace varios años.
Sabemos que a los grandes esfuerzos no siempre corresponden los mejores resultados.
Sabemos, también, que satisfacer todas y cada una de las expectativas se presenta como un desafío sumamente complejo dada la propia complejidad del amplísimo espectro de intereses de los potenciales televidentes.
En el diseño de la actual programación se han tenido en cuenta tendencias, motivaciones, experiencias anteriores, señalamientos y reclamos de muy diverso tipo por parte de los espectadores. Es por ello que se observa la pretensión de un mayor equilibrio en las propuestas y a la vez una evidente orientación hacia una pluralidad inclusiva.
Para mí lo más importante pasa por la concepción general de la programación
más allá de los tópicos del entretenimiento. En otras palabras: el entretenimiento y la recreación no tienen que estar reñidos con el enriquecimiento espiritual, ni con la adquisición de nuevos conocimientos, ni con la posibilidad de descubrir horizontes estéticos insospechados, ni con los deberes de afianzar valores patrióticos y éticos.
En tal sentido me parece una señal muy positiva el acento particular de la programación para niños y adolescentes. Haber acercado La Colmenita a la pantalla doméstica es la punta del iceberg del proyecto por asegurar que la prioridad y la calidad se conjuguen en las entregas destinadas a los televidentes más pequeños. Lo propio cabría decir de Una calle, mil caminos para los jóvenes. Llama la atención la inclusión de espacios producidos por los telecentros, como De caramelo, Doble clic, Tesoros de mi isla, Vida animal, y Solo tu corazón lo sabe, entre otros.
El cine se ha diversificado, como para atender gustos diferentes y tomar en cuenta que todo no es Hollywood. A La 7ma. Puerta no le hace falta el verano para
distinguirse al hacer de la excepción una regla. Sugiero seguir Solo la verdad:
tramas entretenidas con enfoques políticos e históricos útiles para los tiempos que corren.
En el plano personal me gustaría no esperar a los domingos para asistir, en el Educativo, al desarrollo de la serie Mozart en la Jungla, con el mexicano Gael García Bernal en el protagónico. Se trata de una excelente aproximación a la música clásica desde la ligereza y el ingenio de los productos fílmicos de su tipo.
Claro está, para muchos levantar o bajar el pulgar depende de la pegada de los dramatizados de la noche. Ya hay novela cubana. ¿Tendrá altura como para conseguir aprobación? Y hay una nueva novela brasileña. ¿Más de lo mismo o será diferente? Son preguntas por ahora sin respuestas.
Deportes, programas de participación (unos mejores, otros peores), un nuevo ciclo de Sonando en Cuba, series documentales históricas de nivel como Columna 1, musicales… la TV se prodiga este verano. Veamos luego si es coherente y provechoso el empeño.
Pero, por favor, aprendamos también a vivir el verano más allá de la televisión.
Cultivarnos y entretenernos con otras opciones es también deseable, posible y necesario.










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Guillermo Morán Loyola dijo:
1
20 de julio de 2017
11:26:39
rene dijo:
2
20 de julio de 2017
11:27:08
Lyan dijo:
3
20 de julio de 2017
12:47:24
avb Respondió:
21 de julio de 2017
23:28:18
Daymara dijo:
4
20 de julio de 2017
14:38:33
maxy dijo:
5
20 de julio de 2017
16:02:45
Amir dijo:
6
20 de julio de 2017
16:20:29
bel dijo:
7
20 de julio de 2017
16:21:13
JHS dijo:
8
21 de julio de 2017
15:26:04
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