
Un pequeño gran libro, a modo de un tesoro, vale la pena adquirir en estas jornadas de la Feria del Libro, es de Nancy Morejón y se titula Rogelio Martínez Furé ¿juglar o griot?. Ni la autora ni el protagonista requieren otra presentación que no sea sus propios nombres, pero Rogelio Martínez Furé es la constante revelación de muchas artes desde sus días más jóvenes como etnólogo y estudiante de Leyes, y pronto, al triunfo de la Revolución, fundador del Conjunto Folclórico Nacional.
Como dice Nancy en uno de los elogios a Furé: comenzó a escribir una novela sobre Henri Christophe, aunque ya su formación literaria juvenil le había permitido o «le hizo volver los ojos» sobre los dioses del panteón yoruba en Cuba, y buscó señas y rutas hasta en los archivos de Sevilla, Londres o París.
Así las cosas, se redescubre en el libro de Nancy Morejón, muchas de cuyas páginas escribió en disímiles lugares, sobre las múltiples sapiencias de Furé, como, por ejemplo: la traducción de la poesía yoruba. «Y los que aún me faltan», me dijo hace días el gran cantor, porque también eso es Furé, pues para él no es óbice que no entre ya la luz en sus ojos.
En el pequeño gran libro de Nancy Morejón se habla, entre muchas cosas, de las puertas que ha abierto, desde los años sesenta, en colecciones importantes de la literatura africana en lengua española, además de ser dramaturgo y coreógrafo.
Un día la joven, jovencita Nancy, presentó un libro de Furé y este diría: «Mi manera de pensar y de interpretar la realidad siempre se ha sentido más cómoda con las culturas que dan más importancia a la palabra que a la escrita…». De ahí que Nancy Morejón, titulara este pequeño gran libro: Rogelio Martínez Furé: ¿juglar o griot?
Pero el pequeño gran libro descubre también al científico y al lingüista que los cubanos debemos conocer. Son hermosas las ferias pero, ¡cuánto más hay que hacer! para que se conozca el valor de los autores y se hable del contenido de sus obras, aunque sea válido mencionar el número de ejemplares producidos.
El pasado año Martínez Furé recibió un premio más —muy justo, claro— el Premio Nacional de Literatura, pero poco se habla de su obra al igual que de la de muchos puntales de nuestra cultura de todos los tiempos, como, por ejemplo, de Alejo Carpentier, quien, por cierto, fue admirador de Furé desde que este era un simple joven talentoso e ilustrado y solo era mencionado como integrante del Conjunto Folclórico Nacional.
El Furé admirador del legado del norteamericano Walt Whitman: el traductor de varias lenguas y lector impenitente es un ejemplo a mantener siempre vivo en cada Feria del Libro, un recinto que debe permanecer abierto a los
clásicos, como a Fina García Marruz, a Cintio Vitier y otros más. La obra de Nancy Morejón sobre Furé en gran parte constituye imprescindible re-escritura, porque el olvido, o peor, la ignorancia, es el peor enemigo del saber.
El Furé caribeño es otra constante de su obra. Y el Furé abogado ha sabido defender en el campo de la literatura, oral y escrita, los valores de su origen, de nuestro origen. «Nos da lección de amor a la literatura y la lengua».
Como bello colofón artístico vale hacer notar que el libro —objeto de la editorial Sur—, fue impreso pulcramente en el Palacio de las Convenciones y cuenta con una portada excepcional, pintada por la propia autora, la poeta, políglota y escritora Nancy Morejón.












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José D. Dencás Galbán dijo:
1
28 de marzo de 2017
08:59:21
estrella dijo:
2
28 de marzo de 2017
18:21:37
Francisco Rivero dijo:
3
29 de marzo de 2017
01:23:35
Alicia Ileana Valdés Rodríguez dijo:
4
4 de enero de 2018
12:22:59
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